¡Qué campaña tan jarta!
“Es el momento de decir lo que no se quiere oír”
LA política me apasiona, y la verdad no sé bien por qué. Ver a los candidatos haciendo propuestas para ser diferentes y cautivar a sus votantes es un ejercicio de mercadeo exagerado espectacular, pero este año la cosa ha sido muy sonsa.
En Bogotá el debate se ha centrado en el metro y en quién está habilitado y en quién no, en adición de quién está infectado por el Polo. En Barranquilla, pese a la buena campaña “barrio a barrio” de Elsa Noguera, la cosa se refiere a continuidad. En Medellín, la pelea está en las toldas conservadoras y no en las ideas. En Cali la pelea ha sido por las firmas de inscripción y por corrupción. 4 ciudades, muchas peleas pero de ideas poco.
Esta será una elección muy dura por el tema de los avales, las ‘bacrim’ y el callado proceso de paz, que se suma a la división uribista y santista de La U, pero esto no puede excluir la presentación de propuestas y soluciones en un país que tiene mucho por solucionar; quizá las buenas condiciones económicas causen que los discursos de empleo y productividad queden limitados, pero en seguridad se puede decir mucho más que cuadrantes.
Parece una campaña de pavos reales mostrando quien es más bello o popular, pero sin fondo.
Es el momento de decir lo que no se quiere oír y de tocar a los poderosos con derechos. El país tiene que hablar de movilidad desde los sistemas integrados eliminando las mafias de transporte colectivo, debe hablar del rol de los estratos, la clasificación del Sisbén, las rentas departamentales, la jornada única en educación, la importancia de la inflación por ciudad, de la sobretasa a la gasolina, de la calidad del diesel, de la formación de patrimonio familiar, y muchos temas que quedan en los planes de gobierno y no llegan a los medios porque se dice que son muy técnicos para las personas.
Si las cosas siguen así escogeremos como siempre “lo menos peor” o el más popular o votaremos en contra de alguien, llevando a nuestras ciudades y gobernaciones personajes sin rumbo y por ende con ejecuciones lentas.
Es mejor votar por lo bueno y correcto así no sea popular, porque si un gobernante es popular es porque está haciendo lo que la gente quiere y no lo que toca; la palabra “impuesto” no es gratis. Hay que hacer lo que se debe hacer y eso casi nunca es popular.
Colombianada. Sigo sorprendido: la Alcaldía de izquierda de Bogotá arrestará a los encapuchados en las marchas. Continúa la izquierda haciendo todo lo que criticaba de la derecha.
@consumiendo