¡Métanle pueblo!
Confieso que a estas alturas me carcome la curiosidad por saber cómo van las discusiones en torno de eso que ahora llaman la “reingeniería del Partido Conservador”. Quisiera saber cómo son esas famosas reuniones semanales de las distintas comisiones, dónde se llevan a cabo, cuáles son las agendas a seguir y en qué tono se realizan.
Claramente al Partido decadente y agonizante no le quedaba una opción distinta a reinventarse. Afortunadamente algunos visionarios comprometieron al nuevo presidente del mismo, Efraín Cepeda, para que se echara al hombro esa gestión no obstante que en su palomita anterior no hizo nada distinto a fluir con la corriente.
A mí no me cabe la menor duda de que esos grupos de hombres y mujeres conservadores (algunos de avanzada, otros de la caverna) que están sentando las bases de la reingeniería lo están haciendo con la mejor de las voluntades y con la convicción de que la preservación de nuestra colectividad es fundamental como cimiento de la democracia.
Todos ellos desde las salas en que se reúnen, argumentarán sus hondas preocupaciones y los resultados con seguridad se reflejarán en los nuevos estatutos, el código de ética, el tribunal disciplinario, los asuntos económicos, los temas sociales, y la posición frente al cuidado del medio ambiente. En últimas el tema en cuestión -espero yo- es el desarrollo de un pensamiento conservador moderno, vanguardista, realista y con visión de futuro.
Sin embargo, al leer declaraciones de unos y otros al respecto, me preocupa sobremanera saber que esas comisiones tan democráticamente conformadas, que buscan convertir al Partido en la colectividad de lo social, se olvidaron de un factor fundamental de lo social: la gente, sus necesidades, deseos y preocupaciones; sus frustraciones y perspectivas; aquello que consideran puede mejorar su calidad de vida. Evidentemente el coeficiente Gini, los estudios demográficos del DANE, las encuestas de Salud Pública y los indicadores de educación, revelan aquello que en inglés se llama “thebigpicture”. No obstante, a mí, como una militante con quien espero que se tomen el trabajo de socializar esa hoja de ruta antes del Congreso del Partido en abril, me generaría más confianza saber que están buscando meterle sentimiento, empatía. Mientras no vayan a conocer el país real: los niños malnutridos de Chocó, los efectos de una violencia multifacética en el Cauca, la pobreza absoluta en Turbaco o Caquetá, no hay nada que hacer. Ojalá salgan de sus burbujitas de cristal capitalinas y le metan pueblo a ese Partido. De lo contrario, ninguna reingeniería convencerá.
@CarlinaToledoP