Por culpa de los seres humanos la tierra aumenta su temperatura, los glaciares en los últimos diez años han perdido billones de toneladas de hielo, los mares elevan nivel, especialmente en los océanos Indico y Pacífico, con las emisiones de carbono se producen sequias, inundaciones y tormentas extremas, hay huracanes, tifones en Asia, los desiertos se expanden, especies se extinguen, China y los Estados Unidos son los países más contaminantes, los integrantes de la Unión Europea lo hacen en un doce por ciento, el mundo antes tenía temperaturas menores, sobrepasamos el punto irreversible de peligro y enero del 2016 superó grados históricos.
Un año después de su adopción entra en vigor el Pacto Mundial de París para impedir que el recalentamiento global suba más de dos grados centígrados a finales del siglo, con metas de obligatorio cumplimiento rubricadas hasta ahora por ciento noventa y cinco naciones. Expertos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), sin embargo, dudan de que el objetivo se cumpla, sería necesario reducir las emisiones entre el 40 y el 70 por ciento hasta el 2050 si queremos lograr el alza por debajo del dos por ciento.
Colombia contamina en un 0.4 por ciento pero sufre las consecuencias del cambio climático. Continuamente escuchamos que, por ejemplo, Bogotá está más caliente y que Antioquia, Meta, Caquetá, Valle del Cauca y Santander son los departamentos con mayores emisiones de gases.
El Ministerio del Medio Ambiente radicó en septiembre el proyecto de Ley para el ingreso al Acuerdo y éste fue aprobado en primera instancia por la Comisión Segunda del Senado. Debemos ratificarlo y empeñarnos en cumplir las obligaciones que corresponden al esfuerzo mundial tendiente a salvar la tierra, garantizar la vida de nuestros descendientes, de la fauna y la flora. En América Latina, Argentina, Brasil, México, Perú, Costa Rica, Bolivia, Honduras y Uruguay lo han suscrito, seguramente los demás Estados lo harán.
Los científicos indican que dentro de mil quinientos millones de años el sol se apagará, cuando ello ocurra la existencia del planeta concluirá. La inquietud permanece, no alcanzaron a calcular que independientemente de los fenómenos de desgaste al interior del astro rey, de su rotación, las temperaturas, merced a la industrialización, en lugar de disminuir se inflan, precipitan el caos antes del enfriamiento solar y la ciencia ficción notifica la amenaza de que un gran asteroide impactará con violencia, registran el golpe en películas, en documentales, dramáticamente. No obstante, el peligro superior reside en el recalentamiento, en el sobregiro de dióxido de carbono, de óxido de nitrógeno y metano. El convenio es indispensable.