No habrá plebiscito este año, los tiempos están ajustados y el proyecto de acuerdo de Paz sigue sin firma en La Habana. La tregua ha surtido efectos y durante los meses venideros esperamos que se mantenga. El esfuerzo de casi cinco años no tiene por qué perderse, pero conviene la reflexión, la actitud positiva y culminarlo.
Podría adelantarse la presentación de la ley de amnistía la cual garantiza el perdón, en esto hay consenso, ha sido base de las negociaciones. Entendemos que para la guerrilla, sin ser vencida militarmente pero tampoco con posibilidad de convertirse en gobierno revolucionario, lo conducente es la desmovilización, la reincorporación a la vida civil, la participación en política, contribuir a la reparación de víctimas, a afianzar la unidad nacional, a colaborar en la conquista de una sociedad más justa e igualitaria.
La amnistía, a diferencia del indulto que extingue la responsabilidad penal, (la persona sigue siendo culpable pero se le perdona la pena), actúa sobre el delito mismo que desaparece, es la figura pactada. El indulto toca a una persona, la amnistía a la pluralidad. Compartimos ese criterio convencidos de que, a pesar de excesos y equivocaciones, existió el objetivo político relacionado con el cambio de estructuras políticas, económicas y sociales. Es claro el no perdón ni olvido para los autores de delitos atroces y su juzgamiento. Procede igualmente el proyecto de ley para el otorgamiento de beneficios a los agentes del Estado y militares involucrados en delitos cometidos durante el conflicto, susceptibles de tratamiento penal especial.
Sin haberse convocado el plebiscito, solo con su anuncio, se habla del SÍ y el No, así no esté formulada aún la pregunta concreta. Mientras el ex presidente Cesar Gaviria afirma que votar en el plebiscito No es hacerlo por la guerra, el ex mandatario Álvaro Uribe considera oportuno enmendar puntos que ocasionarían impunidad. No todo es blanco o negro. Aprovecharemos las semanas venideras para analizar el texto del convenio, queremos información plena de su contenido.
En referencia a la conformación de Tribunales Especiales destinados al juzgamiento de implicados en delitos graves, los cuales serán integrados con invitación para que notables y organizaciones seleccionadas postulen candidatos, hubiésemos preferido que fueran jueces colombianos quienes apliquen justicia. Observaremos como se constituyen. Es error pedir al Papa Francisco que nomine. La Santa Sede no participa en definiciones de carácter interno de los países.
Urge cerrar la discusión de los temas que faltan, ojalá lo entiendan los dirigentes de las Farc. En paz viviremos en condiciones mejores, la seguridad física se extenderá a la jurídica y propósito nacional prioritario: Concluir tareas y programas pendientes.