Desde hace cuarenta años, China emprendió un proceso de desarrollo y enriquecimiento continúo que tiene sorprendidos a los analistas mundiales, dado que ha ido cambiando el equilibrio mundial.
Pasó de ser un país pobre, ruralmente atrasado, con lucha de clases, esperanza de vida corta, impregnado de una revolución cultural y una ideología comunista, en donde la educación era un privilegio, hasta que llegó al poder Deng Xiao Ping. Este líder decidió abandonar la lucha de clases y abocar la economía con total pragmatismo.
Pero nada es casual. Recordemos que en 1911 se dio la Primera Revolución China, liderada por Xing Hai, creando en 1912 la república y eliminando la dinastía King. Un año después, estando en el poder Yuan Shikai fracasó la revolución. En 1949 triunfó la tercera Revolución Comunista China que enfrentó al partido nacionalista de Chiang Kai- Shek contra el partido comunista, dirigido por Mao Tse Tung. Éste inicia la revolución cultural radicalizándose ideológicamente, el número de muertes chinas por hambre llegó a 70 millones. Al fallecer Mao, el Partido Popular se dividió en tres secciones: radicales, reformistas y moderados. Ganó el reformismo buscando la modernización. En el mandato de Deng Xiao Ping se iniciaron las reformas económicas, hubo un fortalecimiento del ejército, se colectivizó la propiedad agraria a través de las comunas y se trató de unir a la nación.
Dije que no era casual, porque se necesitó el ir decantando todas revoluciones, para que, en 1978, Deng Xiao Ping comenzará una transformación en sus estrategias globales, comerciales e industriales, eliminando la colectivización de la tierra y su propiedad, manejando los medios de producción, la vivienda, la banca y las comunicaciones, atrayendo inversiones, aprendiendo finanzas y estableciendo acuerdos con la banca inglesa, la americana así como con el Banco Mundial, más su ingreso a la Organización Mundial de Comercio.
China, de1980 al 2010, tuvo un crecimiento en el PIB del 10% anual sostenido. Fue exitoso en la exportación de bicicletas, juguetes, zapatos, maletas y demás, llegando a ser cuarto en el mundo. Su población hoy llega a 1.400 millones.
Aumentó las exportaciones en más del 13% en el 2019, fortaleciendo el empleo interno y el sector terciario, logró la recuperación de la ruta de la seda. Después de la pandemia, 637 millones de chinos viajaron internamente, generando 696 mil millones de dólares en ganancias.
Hoy es una potencia, es la segunda economía del mundo por su PIB y la primera en poder adquisitivo, 8.4 billones de éste. Creció en turismo, telecomunicaciones y transporte. Quitó aranceles y las trabas en el comercio internacional. China produce más que lo que consume, exportando sobrantes, permitiendo que su clase media ahorre mucho. Produce mejor calidad en sus productos. Hizo relevante la economía del trabajo familiar, quienes comenzaron a crear empresas que se volvieron privadas; a los campesinos los liberó y se les repartieron ganancias. A las empresas -tanto públicas como privadas- se les creó la competencia. Se volvió una economía abierta. Se instalaron zonas tecnológicas que se ampliaron en el país.
En época de pandemia fue el más grande exportador del mundo en bienes y servicios. En el 2022, las inversiones aumentaron un 52% en comparación con las americanas y las extranjeras fueron un 37%, especialmente en alta tecnología.
A esto se debe su éxito, menos bla, bla, bla e ideologia y más pragmatismo. Así es que obtienen logros. Ojalá por estas tierras siguiéramos su ejemplo de pragmatismo, teniendo objetivos claros en la economía y no perdiendo el tiempo en peleas que solo siguen polarizando, mientras los escándalos de corrupción en la administración son recurrentes y crecientes.