¿Constituyente? | El Nuevo Siglo
Miércoles, 20 de Marzo de 2024

Nada más absurdo, inútil e impropio que someter al país, sus instituciones y democracia a un cambio de Constitución para satisfacer los caprichos e intenciones del presidente, que a toda costa quiere imponer sus reformas, a más de buscar la reelección y con ello perpetuarse en el poder. Incoherente con sus promesas, pero fiel al modelo socialista implantado en Venezuela y Nicaragua, asesorado por Cuba y experimentado en Chile bajo el gobierno del presidente Boric, intención que fracasó por conciencia del pueblo, de manera que estos tipos de regímenes utilizan la retórica populista de bienestar de los más desfavorecidos de la sociedad, para comprarlos con subsidios y promesas demagógicas y de esta manera sostenerse en el gobierno para sus propios intereses.

No podemos subestimar la habilidad de estos gobiernos de izquierda populista, que surgen del chavismo con su programa del socialismo del siglo XXI que fue diseñado por Hugo Chávez, con la asesoría de Fidel Castro y avalado por el Foro de San Pablo en Brasil, buscan a toda costa imponer lo que le llaman la “Revolución Bolivariana’, un adefesio retardatario que es fiel copia adaptada del modelo soviético del siglo pasado.

En consecuencia, esta propuesta que ya inicia el presidente Petro, va bajo la intención de llevar a Colombia a ese estado y así convertirse él en el amo del país y posar de líder internacional como es su sueño megalómano.

No podemos subestimar este propósito, pues de lograrlo nos podría llevar a años de atraso y miseria como ha sucedido en Cuba, Venezuela y Nicaragua, fieles modelos de ese sistema, con unos éxodos de su población sin precedentes en el continente. Por supuesto que Colombia es la joya de la corona, tanto por su extensión, ubicación geográfica estratégica, con dos océanos, amazonia y una riqueza natural inmensa, así mismo un pueblo trabajador, de manera que este país es fundamental para cumplir ese propósito del socialismo populista.

Pero en la otra cara de la moneda, Colombia tiene una tradición y vocación democrática como ningún otro país de la región y aunque cayó con la elección del actual presidente, está reaccionando ante la amenaza. Los partidos políticos, el Congreso, las cortes, los medios de producción, los sindicatos y el pueblo le están viendo las orejas al lobo y bajo esa premisa, conforme a las implicaciones del proceso de convocar y votar una constituyente, no se ve posibilidad de éxito del gobierno, que cuenta con un bajísimo respaldo popular (27%) a más de que esa iniciativa debe ser aprobada por el congreso que es muy improbable que pase y luego por la Corte Constitucional, donde tampoco sería aprobada. Poniendo en gracia de discusión que lograra franquear esos dos filtros, ni el tiempo, ni el voto popular lo favorecería.

Pero ojo, no nos podemos descuidar, ni subestimar la capacidad de intriga y maniobra de este gobierno, que esta con el firme propósito de lograrlo y para eso manipula las instituciones, en especial el control del dinero del país; está en acuerdos con la delincuencia y grupos subversivos, como abiertamente el comandante del Eln, Antonio García, lo ha manifestado y el mismo Petro lo afirmó en reciente discurso en el Valle del Cauca, cuando él públicamente manifestó que pertenecía a la primera línea, organización vandálica ampliamente conocida.

De manera que: ¿Constituyente? Quién sabe, eso depende de los colombianos.

arangodiego@hotmail.com