En tiempos de la colonia se adjudicaron tierras a dedo, durante el periodo posterior a la Independencia las otorgaron a los criollos en premio por su apoyo a la causa, los compadrazgos proliferaron en beneficio de militares, políticos y prestamistas del gobierno, la concentración de la propiedad de la tierra constituyó fenómeno pernicioso.
Tres intentos principales de reforma agraria hubo en el siglo XX, el de Alfonso López Pumarejo en 1936, el de Alberto Lleras en 1961, impulsado con entusiasmo por Carlos Lleras Restrepo, el cual hundieron los terratenientes en 1971 en Chicoral y el de la ley 160 de 1994 iniciativa de Cesar Gaviria, fueron malogrados intentos de redistribución e incremento de la productividad agrícola.
En la década de los 80 las Farc actuaron, los narcotraficantes también, los cultivos ilícitos coparon extensas áreas, un número no determinados de campesinos recibió retribuciones por su colaboración, la ilegalidad prevaleció en el despojo efectuado por los paramilitares y en el aprovechamiento indebido del suelo por parte de propietarios abusivos. La entrega de baldíos a quienes no correspondía creció. Las injusticias y desigualdades borraron los avances obtenidos para reordenar la tierra, hacerla más productiva y las zonas de reserva campesina se enredaron en medio del conflicto armado, de los narco cultivos.
Las Farc y el Gobierno hablaron en La Habana de reforma agraria, de expropiación de tierras, inclusive por la vía administrativa, de entregarlas a los campesinos - ¿a cuáles y cómo?- de tecnificación, de baldíos, según consta en el extenso documento de acuerdo de Paz y ahora aparece un proyecto de ley de tierras, consultado con los voceros de la guerrilla, carentes de autoridad sobre el tema. Los gremios opinan, el Congreso se alista a impartirle aprobación por la vía rápida, parece existir mayoría para esa ley que adquiere el carácter de demagógica bandera electoral a escasos meses de la terminación del periodo presidencial de Juan Manuel Santos.
Mientras se extienden los cultivos de coca, cuando el “Clan del Golfo” ha tomado veinticinco zonas que ocuparon las Farc y las autoridades insisten en los avances de la erradicación, improvisar cambios en la tenencia de la tierra rural es equivocado. Al mencionar los catorce millones de hectáreas agrícolas no se precisa lo concerniente a ubicación de nuevos cultivos, a la capacitación de los agricultores, ni que de los ocho millones para ganadería seis admiten solo uso restringido por condiciones de suelos, clima y relieves. Hay compatriotas estudiosos del problema agrario a quienes no se escucha. Cuidado con abrir puertas a más corrupción. Con la situación actual del país ¿Cuál Ley de Tierras?