“Tema religioso es más importante de lo que se cree”
Los europeos están preocupados, aunque llenos de contradicciones: no ven con buenos ojos las oleadas de migrantes que les llegan por todas partes, pero al mismo tiempo están dedicados a vender ciudadanías a cuantos las puedan pagar. Les preocupa el costo económico de tener que ver por los más pobres que les llegan y los desvelan las creencias de las cuales son portadores. Les inquieta que su opulencia se vea disminuida por la necesidad de repartirla con los miles de pobres que están tocando sus costas y puertos. Al mismo tiempo, no quieren saber de ninguna creencia que ponga límites a las libertades individuales ni mucho menos que abogue por sociedades confesionales. Se dan aires de pluralistas, pero son duros de convencer de los valores de otras culturas. No quieren muchos extranjeros, pero tampoco quieren tener hijos.
Entre los muchos análisis que se hacen del alma europea hoy en día, algunos sostienen que ese continente ha hecho retroceder el cristianismo, pero al mismo tiempo quisiera conservar los valores que son propios y típicos de esta religión y de este pensamiento. Hijos del cristianismo son los conceptos de la dignidad de la persona humana y de sus derechos inalienables; las libertades individuales y sociales; la libertad y tolerancia en pensamiento; las ideas de solidaridad y el estado de carácter social.
En las sociedades cristianas floreció el Estado de derecho, la democracia liberal, los límites del príncipe, el respeto a las creencias religiosas. En él nació la universidad. En estas sociedades la paz adquirió un carácter superior a la inclinación enfermiza y narcisista de los gobernantes por ir a la guerra. Desde luego que todo fue un aprendizaje largo y tortuoso, pero se conquistaron ideales que le han dado a la humanidad situaciones de bienestar antes nunca vistas, sin que por ello se nieguen inmensos errores cometidos, incluso en nombre de la fe cristiana. Pero que el cristianismo hizo de Europa lo que es hoy en día, nadie honesto lo niega.
Hacer ceder el cristianismo, tomemos atenta nota, tiene riesgos inmensos contra la dignidad de las personas, contra la protección de los débiles y los pobres. Los tiene en gran medida contra la libertad y el respeto de los derechos humanos. Incluso, la ausencia del pensamiento cristiano, suele dar lugar a unos mundos en los cuales con frecuencia la gente le pierde el sentido a la vida, aunque goce de pleno bienestar material.
Nótese que, en Colombia, a la vez que desde algunos ambientes y autoridades se ha querido ladear el cristianismo, ha ido surgiendo toda una ideología de odio y de violencia, a veces visible, a veces soterrada. Bien vale la pena que las sociedades cristianas, antes de empezar a desmontar la fe que las construyó y guio hasta cumbres insospechadas, reflexionen sobre lo que puede venir después. Pueden estar cambiando dignidad humana, libertad, creatividad, por oscuros panoramas de esclavitud, opresión y pensamiento único. El tema religioso y todas sus consecuencias son mucho más importantes de lo que algunos creen. Discutamos el tema mientras se pueda.