Me sorprende ver a esos políticos ‘conservadores’ o de ‘derecha’, los mismos que se quejan, critican y desconfían del estado, promoviendo su crecimiento y su mayor intervención en la economía. Tan mal ven el panorama electoral para 2022 que proponen como plan a seguir para la reactivación económica un mayor intervencionismo estatal y más endeudamiento excesivo del estado. ¡Al mejor estilo keynesiano!
Preocupante postura cuando tenemos la amenaza rampante de un socialismo a la vuelta de la esquina. No sólo por el candidato eterno de la Colombia ‘Humana’ y su potencial rival en la eliminatoria, el ‘tibio’ Fajardo con sus calientes y socialistas seguidores como la alcaldesa, el exguerrillero Navarro y el vitalicio senador Robledo. Alternativas presidenciales que mantienen como su norte el socialismo bolivariano al que, claramente, se llega por la puerta del keynesianismo fiscalista.
Conservadores que juraban en sangre, ante las calificadoras de riesgo y las burocracias multilaterales, su apego al libre mercado, a la disciplina fiscal y al libre cambio, como verificados presupuestos del éxito económico y la derrota de la pobreza. ¡Cómo cambia todo! ¿Será un efecto del virus microscópico o el pánico de perder las próximas presidenciales lo que ha generado esta apostasía?
Desmotiva que la política de las aspiraciones lleve al abandono facilista de ideologías y visiones del estado que han demostrado su eficacia para generar riqueza y distribuirla. Estos son los mismos apóstatas que lloran a toda hora frente a la inminencia de una aventura marxista.
Se nos olvida que existen otros caminos hacia la reactivación de un paro abrupto de la economía. ¡Recordemos a Hayek! El más grande alter ego de Keynes. Demostró en la práctica que el mercado y las decisiones de los agentes económicos son los mejores remedios para la recuperación de una economía después de una crisis como la que estamos viviendo.
Es impresionante que hayan olvidado los éxitos de Thatcher, Reagan y los cuatro tigres asiáticos. Estos lograron en 50 años un desarrollo económico que nuestro país no ha podido, ni podrá quizas alcanzar. Inclusive China Comunista, que no goza de libertad política, reconoce la sabiduría de los mercados.
La costosa intervención del estado como herramienta de reactivación deberá financiarse. ¿Qué propondría Keynes? Más impresión de dinero que aumentaría la inflación, más impuestos a los pocos contribuyentes hundiendo el consumo privado o más deuda pública hipotecando todo futuro del país.
La propuesta de mayor intervención del estado en la economía se basa en la falsa creencia de que darle la gestión monetaria al gobierno y más control a un pésimo administrador como el estado, permite un crecimiento económico duradero. No es una varita ‘mágica’ para solucionar la crisis económica. ¡Ojo! La historia, esa que hoy no se quiere estudiar, advierte del nefasto resultado que conlleva la aplicación de este modelo. Hayek demostró que hay otros caminos. No rompamos la autonomía del Banco de la República. Es un logro demasiado valioso. ¡Bajen los impuestos y amplíen la base ya! Nuestros empresarios saben que hacer.