Desde hace un buen tiempo se declaró que estábamos viviendo en la era de la posverdad. Realmente una paradoja descomunal. Jamás la humanidad había gozado de mayores oportunidades de comunicación. Dimos el salto de los Medios Masivos de Comunicación, lo cual ya era una revolución enorme, al fenómeno impensable que hoy estamos viviendo, en virtud del cual cada ciudadano es, él mismo, un medio masivo de comunicación.
Si algo está contribuyendo a la crisis de la democracia liberal en el mundo es precisamente esta deformación brutal del libre mercado de ideas. Ya la gente no sabe a qué atenerse. No sabe qué creer. No tiene parámetros para distinguir lo que es verdadero y lo que es falso. Digamos que un campeón de este nuevo mundo de la posverdad ha sido Trump, como Presidente y ahora como expresidente. Y en materia grave: su tesis sobre el fraude electoral que habrían cometido los demócratas.
En estos días se conoció una decisión anunciada por el juez de la Suprema Corte del Estado de Delaware referente al acuerdo al cual llegaron Fox News y la empresa Dominion Voting Systems. Según se dice es la indemnización más grande que se ha acordado en un caso de calumnia e injuria, en esta época de la posverdad. Luego del anuncio en virtud del cual Fox News reconocía 787.5 millones de dólares a la compañía Dominion para resarcir el daño causado por las mentiras que Fox diseminó sobre los resultados electorales en el año 2020, el abogado comentó: "La verdad importa. Las mentiras tienen consecuencias." Fox reconoció que había dicho falsedades.
El New York Times del 25 de febrero de 2023 dedicó la página B6 de la sección de Negocios, referida a los Medios de comunicación, lo que personas muy reconocidas del noticiero de Fox decían en público, frente a lo que decían en privado sobre un supuesto fraude electoral. Y se trataba de figuras muy prestigiosas de la televisión. No es la primera vez que eso ocurre. En Connecticut un jurado estableció una sanción de 965 millones de dólares contra Alex Jones por difundir teorías conspiratorias falsas sobre lo que había ocurrido en el caso de la masacre de la Escuela Sandy Hook.
Como se ve, no son excepcionales en Estados Unidos las demandas que buscan restablecer la verdad y castigar las mentiras, la injuria y la difamación. El gran alegato era que Fox había acusado a Dominion de utilizar sus equipos de contabilización de votos para redireccionar votos a favor de Trump en favor de Biden. Dominion presentó evidencias que mostraban que los ejecutivos y periodistas de Fox sabían que lo que estaban difundiendo era falso. El propietario de Fox, el señor Murdoch, declaró que él creía que la elección de 2020 había sido limpia y no había sido robada por Biden.
El asunto es de enorme importancia para todas las democracias porque no solamente fue uno de los factores que propiciaron la llamada insurrección del 6 de enero, sino que todavía es un factor clave en la ruptura del consenso político en los Estados Unidos. El hecho de que los ejecutivos y periodistas de Fox hubieran obrado a sabiendas de que estaban difundiendo mentiras es un tema clave de la jurisprudencia en esta materia porque se requiere que realmente exista un comportamiento movido por una actitud de "malicia real". Es que se trata de proteger la libertad de expresión en estos casos de difamación o de difusión de mentiras. De ahí la importancia de las evidencias que presentó Dominion sobre el comportamiento real de ejecutivos y periodistas que es lo que de manera tan convincente publicó el New York Times en la edición que se citó.
Seguramente, con estos antecedentes, y cifras de semejante tamaño, estaremos viendo otros casos tanto en Estados Unidos como en otros países porque es la manera de preservar una libertad responsable de expresión.