DIEGO ARANGO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Noviembre de 2011

 

Qué pasa en Bienestar Familiar
 
 
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF- es una dependencia gubernamental que cobra una particular relevancia en el campo social del país.
Dentro de sus funciones está la atención a la niñez y ancianidad desamparadas, el fortalecimiento de familia y a grupos sociales vulnerables. Esta dependencia cuenta con enormes recursos que el Estado asigna para adelantar los diferentes programas, todos ellos de beneficio para la población.
Pero una vez más en ese inmenso aparato estatal y donde hay presupuestos y contrataciones estos organismos se convierten en botines de corrupción. Bienestar familiar no ha escapado a ello. Por diferentes frentes y flancos tanto funcionarios corruptos que se prestan a todo tipo de negociados, como políticos inescrupulosos que acceden a los dineros y contratos del Estado han estado haciendo festines con las necesidades del pueblo. 
El negocio de la producción, distribución y asignación de la bienestarina, un alimento muy nutritivo proveniente de la soya, se está utilizando para lograr votos; de otra parte los contratos millonarios de producción del mismo son asignados a amigos, familiares o personas con intereses políticos sin control de calidad, también se ha conocido que en algunos casos son desviados a fincas para el engorde de cerdos y alimentos como arroz, frijoles, lentejas entre otros que se adquieren para repartirlos en poblaciones desplazadas y de pobreza absoluta, se los roban para ser vendidos posteriormente.
Autoridades como la Contraloría y Fiscalía están investigando los hechos. Pero lo que queda de esto es la falta de conciencia de los funcionarios, el espíritu de corrupción tan arraigado y el abuso de aquellos en quienes el Gobierno confía para administrar los bienes de la gente. Es imperativo aplicar severas sanciones a los responsables de estas reprobables conductas que atentan contra los más débiles y vulnerables, quienes son los legítimos destinatarios de los productos que se extravían en manos de los corruptos.    
No hay derecho a que el país continúe así, mientras millones de niños y ancianos mueren de hambre y desnutrición, unos cuantos sinvergüenzas abusen y se lucren de la miseria humana.