DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Diciembre de 2013

No más capos

 

Colombia  se convirtió en los últimos treinta años en una fábrica de capos de la mafia. Igual que Nueva York de los años 40 al 60 con estos singulares personajes constituidos para delinquir. Ellos se han revelado como los adalides de los medios. No hay día que los periódicos nacionales o regionales no saquen noticias de ellos. Igualmente los noticieros de radio y televisión.

Yo entiendo que los medios lo hacen en su afán sensacionalista para captar gente que los lea, los escuche o los vea, pues utilizan el morbo popular tan arraigado para captar la atención. Pero se le hace un daño a la tranquilidad pública, pues la sociedad se nutre de información y cuando esta es reiterativa y monotemática, termina siendo el referente colombiano. Es tal el caso de la inmensa proliferación de información que la imagen de nuestro país está completamente ligada a la mafia y la droga. Donde quiera que un colombiano viaje se le asocia con estos sucios temas. Pero reflexionando sobre el tema, muchos países del mundo tienen mafias, tan fuertes o quizás mayores que las nuestras. Estados Unidos es el principal país de mafias, Italia, Rusia, Rumania, Serbia, y qué decir en Latinoamérica como México, toda Centroamérica, Venezuela, Brasil y, en fin, muchos países más.

Pero la cosa radica es que en Colombia nos hemos encargado de dimensionarlos, a tal punto que pareciera que los medios se acabaran si no destacan a toda esa sarta de mafiosos criminales que nos están controlando nuestra imagen. Es hora de una autorreflexión y decir no más capos, no más películas y telenovelas de estos personajes, no más titulares. Lo anterior no significa que no se informe sobre los hechos, claro donde hay libertad de prensa hay que informar, pero si se hace una autorregulación y no se exaltan tanto a estos hampones, la sociedad lo agradecerá y con el tiempo la imagen del colombiano se irá despercudiendo y surgirán otros temas más productivos que llamarán la atención de la población. Pareciera una utopía lo que propongo, pero no, sí es posible, Alemania reguló el morbo nazi en la posguerra y la gente ya no asocia a los alemanes como criminales del holocausto judío, sino como un país de pujanza, civilización y progreso. En fin, es posible hacerlo pero se requiere de mucho amor patrio y una fuerte voluntad nacional.

www.diegoarango.com

*Presidente Canal Teleamiga Internacional

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