DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Enero de 2012

La intolerancia

La intolerancia es el antónimo de la tolerancia, que es la virtud de la paciencia y el respeto hacia los demás en sus ideas y actitudes. Pero la intolerancia es la antítesis, es el peor defecto de alguna persona, quien no respeta ni tolera las ideas o actitudes ajenas. La persona intolerante es agresiva, soberbia, prepotente e insensata, arremete contra los demás con furia y violencia sin importar las consecuencias, es fanática por naturaleza y arrogante en su comportamiento.
En la historia de la humanidad han existido crímenes atroces y situaciones aberrantes a causa de la intolerancia. Nerón no toleraba a los cristianos, por eso los persiguió sin piedad. Hitler no toleró a los judíos y mató a once millones de ellos. Stalin aborrecía a quienes expresaban ideas contrarias al comunismo y asesinó a miles de personas, y así podría recordar muchos hechos más de la historia. Pero lo más preocupante son las reacciones intolerantes en el común de la gente. Por ejemplo el conductor que no tolera un minuto mientras el pasajero de otro vehículo se desmonta y comienza a pitar como energúmeno, a proferir insultos y tener acciones provocadoras o hasta sacar armas y disparar como lo hizo un hombre hacia un bus escolar, y otros que han cometido asesinato de personas desconocidas por la misma razón o porque hubo un roce de carros o le cerró la vía, también a causa de demora en la fila de un supermercado o que tropezó en la calle con otra persona. También la intolerancia se presenta en el trabajo cuando los jefes no toleran alguna falla de su subalterno y lo terminan agrediendo o humillando, o los padres que arremeten contra sus hijos cuando tienen ideas contrarias a las suyas o no se someten a la obediencia impuesta, o los cónyuges en que uno de ellos emprende hacia el otro por resistirlo.
En fin, son muchas las causas de la intolerancia y las consecuencias que esto trae tanto al intolerante como al agredido, vidas perdidas, personas mutiladas, gente acomplejada y cuántas más se registran. La intolerancia es un grave defecto de personalidad y un pecado, pero para eso hay solución y es la conciencia, el amor con que se vean las cosas, aun las que nos fastidian, es un ejercicio de elevación espiritual y caridad humana, pero también de superación personal, es crecer a los ojos de Dios y aumentar el amor propio, porque quien es tolerante siempre está por encima de los demás; el intolerante en cambio es bajo, sanguíneo, su presión arterial aumenta, pequeño en humanismo y miserable en personalidad. Así que lo importante es el autocontrol y la disposición de cambio en aquellas personas intolerantes para alcanzar una vida mejor.
*Presidente Canal Teleamiga Internacional
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