Reconozco la buena intención pero creo que la reciente ley de obligatoriedad de donación de órganos es inconstitucional. El Estado no puede disponer de éstos, ni establecer la presunción de que todos somos donantes. Quienes quieran hacerlo están en su derecho, uno es dueño de su propio cuerpo, el tema se relaciona con el dolor ante la pérdida de un ser querido, cuyos restos se desmiembran y en el caso de los niños la práctica merece capítulo especial.
Claro que es positivo legislar y conducente regular las donaciones de riñones, corazón, hígado, páncreas, intestinos, pulmones, piel, hueso, medula ósea, córnea. El turismo de trasplante tiene que acabarse como el tráfico de negociantes inescrupulosos aprovechándose de situaciones desafortunadas de hombres y mujeres urgidos de dinero. Comparto el objetivo de precisar causales del delito de compra y venta ilegal de órganos, el mercado negro de este tipo en el mundo es vergonzoso, los asesinatos con el móvil del robo de órganos han crecido.
Respecto de autorizaciones, la bioética importa, no hay objeción en referencia a que un individuo exprese su voluntad de donar todos o parte de sus órganos y tejidos para que sean utilizados y sé que existe para los bioéticos la presunción de catalogar de donante a quien en vida no manifieste oposición. Sé que la Organización Mundial de la Salud ha acogido esta directriz con sometimiento a normas científicas, resguardando el libre albedrio. Sé que China, desde el 2014, a través del señor Juang Jiefu, director del Comité de Donación de Órganos, ratificó la voluntariedad y se comprometió a que en el año 2016 cese “la extracción de órganos a reos ajusticiados,” señalando que continua la campaña para incrementar la donación, anualmente unos 300.000 habitantes requieren con urgencia un trasplante y solo unos 10.000 lo logran.
Pero pienso en una presunción que no afecte el ejercicio de la personalidad, me aparto de la coactiva impugnable solo mediante declaración juramentada ante Notario o dejando explícita constancia en una EPS. El loable anhelo de conseguir que todos donemos es utopía, como ordenar la donación obligatoria de sangre. En cuanto a la de órganos repaso lo concerniente a motivos personales, familiares y médicos que la impiden, así los galenos la pidan. Me sorprenden especulaciones referentes a que en ocasiones se apresuran muertes para ejecutar trasplantes.
Capto el espíritu de la ley, acepto que cabe la presunción no generalizada, no obstante sostengo que es indispensable analizar más el punto. La Justicia decidirá si ratifica su vigencia para el 2017 con indicaciones sobre su reglamentación. El Papa Francisco dice que “donar órganos es un acto de amor.”