La vida es una paradoja y así lo ha demostrado el acontecer diario del ilustre académico y político, Alejandro Gaviria.
Siendo rector de la Universidad de los Andes, con todos los honores, renunció para participar activamente en la vida política.
Decidió entonces vincularse a la campaña de Gustavo Petro, lo cual despertó toda una polémica al declarar: “en Colombia estamos durmiendo en la cima de un volcán. Hay mucha insatisfacción. Podría ser mejor tener una explosión controlada que embotellar el volcán”.
Nombrado en el ministerio de Educación, Alejandro Gaviria se convirtió en una bomba incendiaria al enfrentarse a la ministra de Salud, pues su experiencia le concedía autoridad para poder expresar con claridad sus conocimientos sobre la estructura de una reforma en la salud.
Sorpresivamente el volcán comenzó a despertar, y en esa primera avalancha incandescente lanzó por los aires al Ministro de Educación.
Su inteligencia, fiel escudera, le permitió presentar su obra literaria titulada “No espero hacer ese viaje”, en la que “reconstruye uno de los momentos más dramáticos en la historia de la literatura del siglo XX, donde resalta su relación con Colombia y Suramérica”.
Su obra conecta las vivencias y reflexiones de cuatro humanistas: el escritor austriaco Stefan Zweig, el intelectual Germán Arciniegas, el pintor belga Frans Masereel y el crítico de arte austriaco Walter Engel.
Stefan Zweig en el año de 1936 realizó su primer viaje a Suramérica. Vio en Brasil una especie de paraíso de convivencia y tolerancia racial, ante lo cual expresaba: “La absoluta ausencia de prejuicios raciales salta a la vista”
Leía con fervor a Montaigne, subrayaba en su obra: “Es menester preservar la libertad de nuestra alma y no hipotecarla más que en las ocasiones justas”.
Zweig que había estudiado con fascinación la obra Los Comuneros de Germán Arciniegas, se reunió con él en Buenos Aires, oportunidad que aprovechó para entregarle un ejemplar del Jiménez de Quesada.
Entonces se convirtió en su agente literario informal, se propuso hacer traducir al inglés el Jiménez de Quesada, advirtiendo: “Hay que ponerle un título más universal como, por ejemplo, El Caballero de El Dorado”, así confirmaba sus ideas, creía que América era la tierra del futuro, un oasis de cordura que contrastaba con la ardiente Europa.
Como resultado de sus gestiones, El Caballero de El Dorado fue publicado en inglés por la editorial Viking Press, con el apoyo de Nelson Rockefeller.
En el mes de enero de 1942, Arciniégas escribió una carta a Zweig invitándolo a venir a Colombia, pero la respuesta agradeciendo y declinando la invitación, le llegó ocho días después de su muerte, Stefan Zweig se había suicidado.
“Arciniégas y Zweig, ambos humanistas, tenían coincidencias en su pensamiento. “El continente americano podía ser una especie de refugio de la tolerancia, donde los seres humanos, finalmente libres e independientes podrían ocuparse de los asuntos humanos. El concepto de independencia solo entrará a tener vigencia el día en que América se emancipe”
PREGUNTA: ¿Alejandro Gaviria hará el viaje hacia una nueva política?