“Jamás un Estado laico invoca protección de Dios”
Todos los días repiten: “La Constitución del 91 es laica”. Si esto fuere cierto, en qué queda la invocación dominante que hace esta Constitución el expresar rotundamente, señalando pautas, lo que sigue: “Los constituyentes en ejercicio del poder soberano, invocando la protección de Dios…”. Jamás un Estado “Laico” invoca la “protección de Dios”. El laicismo no está a favor de Dios, ni en contra de Dios. Simplemente se hace a un lado. Pero si un cuerpo legislativo invoca, invita y pide la protección de Dios, esto tiene enorme trascendencia. Reconoce una relación vinculante de la normatividad y el Estado con Dios. Con “Dios”, no con el catolicismo. El “teísmo”, se compagina con la libertad de cultos que consagra el art. 19.
Fernando Navas Talero, lo mismo que su hermano Germán, son profesionales polémicos, estudiosos, frenteros, verticales, altivos, irrevocables en sus afectos y en sus creencias. Constituye una fiesta de la inteligencia el libro que Fernando Navas entrega al mundo académico sobre temas constitucionales.
Pienso que en aspectos fundamentales se respetó el espíritu de la Constitución del 86. La reforma del 91 mantuvo en todo su vigor el “Presidencialismo” colombiano. El primer mandatario continúa siendo un monarca. Por eso el Congreso, en su mayoría, se transformó en un apéndice del Ejecutivo. No se volvió a repetir lo de estados soberanos y presidenticos regionales. Se le fue la mano en el “Garantismo”, en 17 oportunidades habla de derechos y solo en 4 de deberes y obligaciones. Fernando Navas es dialectico respetable. Y como si fuera poco, es hombre de serias y poderosas disciplinas humanísticas y jurídicas. Es más un sólido expositor que un orador arrebatado. Mueve más ideas que palabras. Los Navas Talero son intelectuales sin vacaciones. Donde están despiertan enormes expectativas, por la audacia de las ideas y la novedad de los argumentos. Cuando otros dicen “Sí”, ellos afirman lo contrario, pero exponiendo con deslumbrante claridad, el motivo del desacuerdo. Siempre se les ha visto erguidos. Parece que dijeran: “Nacimos para mandar, que nos contrate el que necesite un jefe”.
¡Ay del que toma la pluma de escritor y se dedica a soñar mientras afuera todo es energía contradictoria que atrae el humano impulso! Cuando todo lo inconcluso reclama esfuerzo y emoción para terminar ¡Ay del iluso que ni se atreve, ni ambiciona más, ni escala nuevas metas!
Fernando Navas habla con el demonio metido en la garganta. Su estatura mediana desaparece cuando su brillante cerebro entra en combustiones enérgicas. Su léxico, en algunas ocasiones, es explosivo, con deflagraciones tremendas. Muchos de sus planteamientos dejan fulgurantes recuerdos. El pequeño David se convierte en un Goliat con capacidad para producir estruendos. Fernando, si en los ataques semeja una fiera carnicera, como gentleman es el más fascinante de los interlocutores.
Hacemos parte de una época maravillosa en que se valora el talento, el carácter, la superación y las realizaciones. Nos educamos en una misma universidad, La Gran Colombia, nos propusimos darle protagonismo a nuestro claustro y lo hemos logrado.