Conozco muy bien esa gran nación, viví algunos años en Guayaquil y soy testigo de lo maravilloso que es ese país, hoy lamentablemente acosado y atacado por la delincuencia que se vino formando de manera progresiva desde hace décadas atrás.
Recuerdo que en los años setenta y ochenta donde trabajé empresarialmente, Ecuador tenia una vida sana tanto a nivel ciudadano como estructuralmente, aunque me tocó vivir el coletazo final de las dictaduras del General Guillermo Rodriguez Lara, los triunviros Poveda, Leoro y Duran Arcentales, luego el reinicio de la democracia con la llegada a la presidencia de Jaime Roldós, lamentablemente fallecido en un accidente aéreo y sucedido por el democristiano Oswaldo Hurtado Larrea su vicepresidente.
De esta época para acá Ecuador ha mantenido su democracia de casi doscientos años de vida republicana, con muchos altibajos propios de nuestros países jóvenes. Presidentes fuertes, otros demagogos, algunos corruptos y bueno, lo clásico de una democracia aún incipiente y débil. No obstante, su situación política, Ecuador ha sido un país prospero industrialmente, de grandes recursos naturales, la pesca, las flores para exportación, frutas y en especial el banano, país cafetero y cacaotero por excelencia, cuenta con petróleo y otros minerales para exportación.
Un turismo muy apetecido por sus lindas costas y entornos de sierra con nevados y selvas tropicales, además ciudades como Quito; Guayaquil, Cuenca y otras más que cuentan la historia de ese bello país. El ecuatoriano se divide primordialmente en dos culturas, los de la sierra con mayor influencia indígena proveniente de los Incas y colonos españoles y el costeño que viene de la cultura Huancavilca del cacique Guayas y su mujer Quil, pero en general es país prodigo en culturas ancestrales, muchas de ellas que conservan sus costumbres.
Valorado lo anterior y muchas otras cosas más, este tranquilo país, desde hace unos veinte años más o menos, ha sido el foco de la delincuencia internacional tanto colombiana, peruana, mexicana, norteamericana y europea para convertirlo en bodega de distribución del comercio de las drogas a nivel mundial, contaminado la industria exportadora, la naviera y financiera, pues el dólar es la moneda oficial, lo cual permite ser un punto de lavado de dinero y exportación de droga desde los puertos de Guayaquil, Manta y Esmeraldas.
Este terrible mal que fue penetrando en las entrañas del país a raíz del desmantelamiento de la Base militar de Manta por el presidente Correa, toco la empresa, la política, las instituciones y en fin, todo tipo de estructura que permitiera la fácil operación delincuencial, pues muchos delincuentes de Colombia, Venezuela, Perú, Centroamérica, Estados Unidos y Europa, se instalaron promoviendo y adiestrando dicha actividad entre los ecuatorianos, formando grandes grupos delincuenciales que están buscando cercar al país, amedrentando a la población civil con actos de terrorismo para obligar al gobierno que los reconozca y dialogue con ellos, para delinquir a sus anchas.
Esta figura es muy similar a lo que sucede en Colombia con los grupos al margen de la ley, que conversan con el gobierno sin llegar a nada, para continuar en la impunidad y actividades ilegales. Pero la diferencia es que en Ecuador su presidente Daniel Noboa, está parado con firmeza haciendo respetar la vida y seguridad de los ecuatorianos.
Esperemos que está situación sea controlada y ese bello país retome la calma y tranquilidad que se merece.