Expectativas…y algo más
Resulta buena prueba del talante de colombianos la de abrirle espacios de confianza a la gestión que deberán realizar los nuevos mandatarios departamentales y locales durante sus respectivos períodos de gobierno. Y si uno hace el balance de los discursos de todos y cada uno de ellos, podría decirse que interpretaron los anhelos de la gente y que, dentro de cuatros años, todos sus problemas serían solucionado si uno se atuviere a las promesas hechas, aunque algunos que asumieron el mando tuvieron el recato verbal de sólo hablar de “esfuerzos “para alcanzar las metas deseadas con la ayuda de Dios y la solidaridad de los pueblos gobernados…
Todos dijeron, además, que serán severos vigilantes del erario y que habrá “0 corrupción” en los entes administrados. Al parecer, los grandes escándalos de malversación de fondos públicos que tuvieron su epicentro en Bogotá, encendieron las alarmas en todo el territorio nacional y, por sus repercusiones, el tema no podía soslayarse porque se había arraigado en la conciencia nacional.
Prueba de esa actitud moral de nuestra sociedad frente al fenómeno de la corrupción fue -para solo hablar del ejemplo mayor- la elección de Gustavo Petro como Alcalde de Bogotá, antesala para algunos de la Presidencia de la República, meta que acaricia este político inteligente, sagaz y valiente que, precisamente por haber destapado la olla de la corrupción en el Distrito Capital, logró colocar en lugar irrelevante su condición de ex guerrillero. No otra cosa significa la respuesta electoral que tuvo en los estratos altos de la Capital de la República, los cuales, hasta hace poco, eran coto de los candidatos de la oligarquía bogotana. Y si se agrega a esta circunstancia el hecho de haber nacido en un pueblo de la Costa Caribe, es fácil vaticinar que ampliaría la base de una eventual elección suya al primer cargo de la Nación, pues esta región de la Patria, desde Núñez, no ha vuelto a probar las mieles del poder presidencial.
Todo dependerá, sin embargo, de la gestión que finalmente cumpla el doctor Petro en la Alcaldía. El lo sabe y, por saberlo, seguramente esa aspiración legítima de llegar a la Presidencia de la República le servirá de acicate o estímulo para hacer un gran gobierno en Bogotá, pues si no fuere así esa expectativa no podría crecer en el futuro.
Al expandir la vista a otras posesiones de mandatarios regionales y locales, habrá que registrar, con satisfacción, que el referente social predominó en la agenda de gobierno de dichos servidores públicos, pues son tan altos los índices negativos del país en ese aspecto (Colombia ocupa el tercer deshonroso lugar entre los países socialmente más atrasados del mundo) que sólo con la ejecución de programas reivindicadores se podrá salir de esa condición humillante, para lo cual el concurso de nuestros gobiernos regionales resulta indispensable.
Con todo, esperamos hechos y no palabras. En verdad, no basta con anunciar buenos propósitos. ¡Sólo los resultados cuentan!
edmundolopezg@hotmail.com