Al cierre del 2018, el 5% de la población colombiana no sabía leer ni escribir. En los próximos años se llegará a la tasa cero de analfabetismo. Aun así, la cuarta revolución industrial está cambiando esa definición. A 2050, un colombiano que no sepa programar un computador o no tenga fundamentos de robótica será considerado un analfabeta. Tenemos que reinventar la educación del país.
La automatización de procesos está cambiando los empleos del mundo. Un estudio de la OCDE a 32 países reveló que 14% de las carreras profesionales están en alto riesgo de desaparecer, y un 30% adicional con una probabilidad del 50% de también ser automatizadas. En Colombia tenemos que planear ahora donde queremos estar para entonces. Cuáles profesiones debemos enfatizar y cuáles desalentar. Definir nuestras apuestas hacia el futuro.
Del 2001 al 2017 las instituciones de educación superior han graduado 4,2 millones de estudiantes. El 34% han sido en carreas económicas, un 18% en humanidades, y menos de un 17% en ingenierías. Incluso, el mayor crecimiento de estudiantes se está dando en carreras relacionados con Ciencias Naturales, con un crecimiento anual promedio de 12%, y en Ciencias Sociales y Humanas, con un 10%.
Google, Facebook y Amazon, también llamados “titanes de la tecnología”, según The Economist, están planteando el mundo de los negocios del siglo XXI. Estas redes de comunicación que manejan los mayores ingresos globales dependen del análisis de la información de datos por medio de algoritmos. ¿Cuáles son los profesionales que pueden hacer ese tipo de análisis? El mundo digital, cada vez es más grande, necesita nuevas carreras profesionales.
Necesitamos más ingenieros de software, data science, mecatrónicos, de telecomunicaciones. Necesitamos potenciar los talentos de la economía naranja. Hay que identificar aquellos campos en los que los colombianos somos buenos y podremos brillar y sobresalir en medio de esta nueva revolución.
Una investigación realizada en EE.UU alertó que el 96% de los directores académicos de universidades están satisfechos con la educación que prestan, mientras solo un 10% de líderes empresariales la considera pertinente. Esta brecha, que no necesariamente es mala, habla de qué hay un enorme espacio para fortalecer las habilidades del trabajo.
Colombia sigue rezagada en la productividad. Las mejoras de productividad podrían empezar a resolverse con técnicos y tecnólogos, tal como lo ha propuesto el programa de doble titulación del Gobierno. Y avanzar en formación no sólo académica sino de trabajo. Potenciar la capacidad de resolver problemas y de generar procesos.
Aunque esta cuarta revolución industrial acabará con millones de empleos al 2025, también creará millones nuevos. Necesitamos preparar a Colombia. Es por esto que he propuesto para el Plan Nacional de Desarrollo que en la educación media se empiecen a tomar clases de programación y de robótica. Necesitamos preparar a los niños y jóvenes a su futura sociedad.
Colombia empezó ese rumbo. Deloitte estima que para el próximo año, en Colombia, el grado de automatización en las empresas sea del 25% y el 30%. La cuarta revolución industrial necesita cambios en el modelo educativo. Cambios muy profundos que nos permitan avanzar por el camino qué transita el mundo.
He propuesto también la creación del programa Estrella para los mejores estudiantes de la educación media pública, de tal manera que reciban formación extracurricular en programación de computadores y robótica. Que llegue de manera digital aún a los lugares más apartados, para que esos talentos que hoy destellan, mañana iluminen nuestro país.
Tenemos fe en el futuro de Colombia y por eso le apuntamos a dar las condiciones para que los jóvenes colombianos lo realicen.