En una forma u otra, el derecho nos envuelve por todas partes. Si uno no se mete con el derecho, el derecho se mete con uno. En el derecho vivimos, nos movemos y somos. Todo el impulso de protesta todo el afán de justicia, que muchas veces lleva a los peores desmanes y a las más sangrientas conmociones sociales, se calma y se torna en serena quietud, cuándo se convierte en derecho.
Las normas jurídicas son condensaciones de justicia, de libertad, de igualdad, de todos aquellos derechos que el hombre, transvenoso esfuerzo, va conquistando para su vida civil para su vida ciudadana. La revolución de hoy será la legislación de mañana. A su vez, esa legislación de mañana, será atacada por nuevas fuerzas revolucionarias que acabarán por convertirse a su turno en modernas legislaciones que concentrarán y conservarán, lo que un día fue pensamiento creador y liberador.
Según la Real Academia de la Lengua, un “diccionario es la reunión por orden alfabético de las palabras de una ciencia o disciplina (…)”.
El diccionario jurídico-penal, que bajo el patrocinio de la prestigiosa casa editorial Gustavo Ibáñez se ha entregado a la opinión, de mi autoría, pretende prestar un servicio eficaz a jueces, litigantes y público en general, en cuestiones relacionadas con el derecho penal. Éste libro apareció hace 40 años con un extenso prólogo del inolvidable maestro de maestros y compañero en la academia de jurisprudencia doctor Antonio Rocha Alvira. Este reeditado diccionario es sustancialmente distinto. Pues casi la inmensa mayoría de diccionarios se dictan en forma muy sintética a explicar las palabras o expresiones del caso. Mi diccionario diría que es más temático, que de palabras. Y con relativa amplitud se explican las ideas básicas, en lo positivo y en lo negativo, de asuntos claves del derecho penal. Yo he publicado otros diccionarios con esta orientación y la mejor prueba de su éxito es la repetición de las elecciones y contar con el apoyo de casa editorial es muy reputadas como la editorial Ibáñez, tercer mundo, Grijalbo y otros conocidos sellos.
Una anécdota recuerdo con el profesor Gutiérrez Anzola, expresidente de la Corte y exministro de Estado. Tuve el honor de compartir una audiencia pública con este privilegiado profesor en la cual sostuvo que un penalista era como un médico, pues el galeno salvavidas y el criminalista asegura la libertad a su patrocinado. Yo, con todo el respeto le aclaré. Es maravillosa la medicina, pero más importante que la vía física de los seres humanos, son los inmensos valores morales de la dignidad, la integridad espiritual, el buen nombre de la esposa y las hijas y todo lo que tiene que ver con el prestigio personal. Si un hijo muere, es la ley de Dios. Pero si lo encarcelan, la tragedia no tiene nombre.
Es justo destacar la empresa, más cultural, que comercial, de Gustavo Ibáñez, al difundir, con ejemplar dinamismo, la cultura jurídica de Colombia.