Sigo con el mismo cuento: tenemos “el enemigo en casa”. No sabemos quién es el enemigo, pero la mayoría de los ciudadanos del mundo occidental están infectados por alguien que ha borrado la verdad, la libertad, el amor, de nuestra vida. ¿Como lo hacen?, de una manera muy fácil: con la genialidad de los especialistas en mercadeo, que acuden a lo que sea necesario para vender lo que no es necesario, con toda clase de estrategias: publicidad subliminal, la televisión, medios digitales, vitrinas, centros comerciales, almacenes de moda, las etiquetas en los artículos que consumimos...
Volviendo a mi tema de la educación: han borrado del mapa la verdad de la persona humana, el criterio, la conciencia, la responsabilidad moral... No tienen en cuenta que somos un espíritu en el tiempo. Hoy es un mal chiste creer que la verdad es que el alma humana nos hace superiores a los simios.
Nuestra herencia cultural ha sido derrotada con las tendencias materialistas que superan la realidad espiritual. No hace mucho se sabía que la Ética es inseparable del perfeccionamiento humano. Que la persona humana siempre puede crecer en cuanto que sus actos sean buenos moralmente. Se mejora en la medida que sean buenos sus actos, lo cual depende del crecimiento de las disposiciones propias para esos actos: estas son las virtudes (hábitos en operativos positivos) morales, en razón a que son garantía del perfeccionamiento humano: buscar el bien. Esta ética no reprime las tendencias, sino las maximaliza. Es evidente que cuanto mejor sea la persona humana, más poderosas serán sus tendencias. Esto, lleva a entender que las virtudes son radicales humanos desde los cuales la sociedad es posible. Por esto, la sociedad tiene su fundamento en las virtudes que filtran las tendencias humanas, en procura del bien.
Así las cosas, ante la inminente campaña presidencial en Colombia es indispensable buscar un candidato virtuoso: teniendo en cuanta que virtud sin libertad es otro desastre: es anular la posibilidad de hacer bien, es buscar poder, adulación, componendas, disimulos, claudicaciones. Mientras que aquel que busca el bien sin arandelas, con la verdad trascendentes. Este, no retrocede ante el sacrificio, ni escatima energía humana.
Recordemos que la buena fama, que debemos buscar, es la que viene de Aquel que aprecia absolutamente el valor humano: esta virtud en sentido cristiano se llama gloria. La gloria del hombre, reconocida por Dios mismo. Esta viene a ser una moral que no es adorno: es desarrollo. Mientras que los “eslóganes” de moda sí lo son. Estamos sufriendo las consecuencias de estos: tenemos un presidente bien intencionado, pero sin experiencia, sin manejo de la política, sin la capacidad de asumir la responsabilidad de un líder: por esto es un fracaso peligroso.
Colombianos, no podemos volver a votar por los “eslóganes” de magos del mercadeo, que inventan candidatos sacados de un sombrero -entrando a nuestras casas- con discursos atractivos, sin trascendencia alguna. Si son capaces de vender la navidad es celebrar felices fiestas, también van a entraran a nuestras casas con candidatos que desconocen nuestros principios y valores: como el bien común, la solidaridad, una educación tipo agro industria y de humanismo.
Fuente: Leonardo Polo