Revisando informes acerca de la relación entre el calentamiento global y la industria ganadera, es importante analizar lo que está pasando al respecto en Estados Unidos, uno de los mayores consumidores de carne. El debate hoy es cómo la ingesta de carnes rojas trae serios problemas para el ser humano.
Una de las discrepancias con la industria de la carne es la presentación de sus empaques con la indicación de que su contenido tiene un 10% de grasas saturadas, no advirtiendo los peligros para la salud sobre las carnes procesadas, que al igual que el cigarrillo pueden generar cáncer. La OMS, el Departamento de Agricultura y el Comité de Directrices Dietéticas, siguen luchando por exhortaciones más categóricas a la población.
Estados Unidos tiene una demanda de 1.700 millones de toneladas de carne, lo que muestra el sobredimensionamiento de su consumo. Se han incrementado los mataderos industrializados de donde viene el 96% de la carne que se consume en este país.
En estos mataderos los animales no pueden moverse, ya que no hay espacio suficiente, su engorde se realiza con soya y maíz e inyectándoles bajos niveles de antibióticos. Si se pesáramos este ganado y lo comparáramos con la masa total de reptiles, aves, anfibios que habitan la tierra, estos los superarían en más de un factor de 10.
A esto hay que añadir la polución que produce el ganado, debido a que su sistema digestivo genera eructos de metano que producen el 31% de los gases invernadero, mientras que el sector transportador produce el 14% del dióxido de carbono en el mundo. Es decir, que si no comiéramos carne lograríamos frenar el efecto invernadero de manera importante, dado que estos son los mayores causantes de este desastre mundial.
Los resultados de la última reunión de la ONU sobre el cambio climático fueron lánguidos. La tierra esta en la cuerda floja, esta rebasó hace rato la temperatura de 1.5 grados Celsius y en esta década ya la estamos sobrepasando. El mundo y Colombia que es un país vulnerable están sufriendo inundaciones, incendios, sequías, los arrecifes de coral están colapsando, los deshielos de los árticos son inevitables. La temperatura pasó de moderadas a alto riesgo.
USA está consumiendo gran cantidad de carne traída del Amazonas a un costo demencial. Se está acabando con el único pulmón con que cuenta la humanidad para sobrevivir. Allí se talan hectáreas de árboles, se les quema dejando troncos y ramas para posteriormente servir de nutrientes a la tierra contribuyendo a la siembra de pastos. Los pastizales solo duran pocos años, lo que hace imperativo a que se repita la operación en otros sectores de la selva.
Si solo USA, pensara en consumir carne por ganado de pastoreo, tendrían que talar todos los árboles, acabar con los humedales e incluso con las ciudades para tener espacio ya que se requiere un 270% de más pasto. Piensen en el daño que producimos a la selva amazónica, que cada vez que ingerimos un filete o hamburguesa.
Y ni pensar con lo que está pasando por la industria pesquera una de las más corruptas del mundo. Y si analizamos el sector avícola, observamos como su industrialización hace que se aglomeren 4 millones de aves en un galpón. Estos seres tienen solo la dimensión de una hoja de papel para moverse. Allí se producen infecciones de toda clase y para evitarlas a nivel profiláctico les inyectan antibióticos que sirven también para engordarlas, alterándolas genéticamente para producir pechugas mas grandes. Se amontonan 30.000 gallinas en 20.000 metros cuadrados. Muchas de estas aves nos trasmiten el E-Coli, la salmonela además de que heredamos la resistencia a los antibióticos y ni que hablar de la industria porcina.
Reflexionemos sobre nuestra participación en la hectaombe de la tierra.