El pliego de imposiciones de 104 temas presentado por el denominado Comité del Paro, no solo revela el carácter sedicioso de ese puñado de personajes que a duras penas solo se representan a sí mismos, sino que contrasta con los avances que ya registran varias de las mesas temáticas del proceso de conversaciones que incluyen autorizados voceros de los distintos temas que forman parte de sus respectivas agendas.
Mientras los mamertos integrantes del Comité del Paro conminan al gobierno a la adopción de su propio programa político, bajo la amenaza de nuevas y permanentes marchas teñidas de violencia creciente, las mesas de conversaciones sobre Educación, Ambiente, Paz con Legalidad, Crecimiento y Corrupción, principalmente, avanzan a buen ritmo y sus acuerdos reflejan las aspiraciones y preocupaciones de los distintos sectores de la vida nacional
Ese esfuerzo de conversar y consensuar debe proseguir con mayor intensidad para permitir llegar a un gran acuerdo nacional sobre los temas que legítimamente preocupan a los ciudadanos, en un escenario de cambio que aflora por doquier en todas latitudes y sociedades. La corrupción, la seguridad, la inequidad social, el cambio climático y su repercusión sobre el ambiente, los regímenes pensionales, las políticas laborales, la prestación y excelencia de los servicios de salud y educación, la gestión económica y el reparto equitativo de su crecimiento y las reformas a la institucionalidad que fortalezcan los derechos y los deberes ciudadanos, entre otros, son hoy temas comunes debatidos en todos los estados democráticos del planeta.
Esos objetivos ineludibles no se alcanzarán bajo los dictados de un estatismo desueto que hoy pretenden revivir los líderes de sindicatos huérfanos de trabajadores y estudiantes que aún rinden culto al Che Guevara, con imposición de la violencia que juzgan partera de nuevos tiempos. El tránsito a una nueva sociedad exige creatividad, amplios consensos sociales y políticos que permitan construir nueva arquitectura institucional y legal para una sociedad capaz de superar los retos que todo cambio supone.
El Presidente debe ejercer un nuevo talante, conformar un nuevo equipo, que incluya las fuerzas que compartan el fortalecimiento de las instituciones democráticas, escuchar al ciudadano y conectarse con sus preocupaciones, desencantos y aspiraciones, señalar un norte y construir un programa que sea el derrotero de los colombianos que aspiramos a construir una sociedad más justa y amable en un estado garante de nuestras libertades, derechos y esperanzas.
Los tiempos difíciles exigen grandes propósitos y mano firme en la conducción del gobierno. La autoridad debe ejercerse sin dubitaciones, con respeto del marco constitucional y legal vigente, de los que emana su legitimidad, y con atención a la voluntad ciudadana. Atrás quedarán las amenazas e invocaciones a la violencia del Comité del Paro que nunca alcanzó un carácter nacional.