El sábado pasado fui uno de los cientos de miles de colombianos que casi riegan su café mañanero al ver el irrisorio, por no decir más, tweet del excandidato a la segunda vicepresidencia del senado, Gustavo Bolívar. Para quienes tuvieron la fortuna de no ver dicho comentario dice, en principio, lo siguiente: “Oigo voces que me dicen: Deje de pelear, no se vaya a hacer matar ¿Qué cambió con las muertes de Gaitán, de Galán, de Garzón, de Gómez? Este país no lo cambia nadie...etc.…Pienso que tienen razón pero a veces el corazón, aunque mal consejero, se impone. ¡Hasta el último suspiro!”.
Algo sí es seguro y es que, en esta ocasión, no se inspiró en una de sus propias novelas de tetas y narcos. Todo lo contrario, sin mérito alguno, osó pasar al reino de los próceres modernos de la patria auto martirizándose, descaradamente, para buscar que la ‘opinión’ lo igualase a semejantes personajes de la historia nacional. ¡El nuevo prócer! ¿Será que Petro piensa que es Simón Bolívar y Gustavo es Santander y juntos traerán la independencia 2.0? Preocupantemente parecido a Chávez y su delirio de la ‘Revolución Bolivariana’.
Volviendo al tweet de Bolívar, me fue inevitable comenzar a comparar al pintoresco personaje con cada una de las personas que nombra y me imaginé ¿cuál sería la reacción de ellos al leerlo y ver el oportunismo mezclado con el delirio de grandeza?
¡Comencemos con Garzón y Gaitán! El primero debe estar retorciéndose en la tumba, pero de la risa. Soltando una carcajada como las que se pegaba en su show “Quac”, en la sección de “También hay espacio para el humor”. No sé si Garzón se identificaría con el Capo I, II y III y estuviera en pro de exaltar la cultura del narco en el extranjero. A lo mejor no, creo que solo le daría el beneficio de la duda con su ‘intención de defender a los jóvenes’, pero le condenaría el fin politiquero, los nexos del Eln con la ‘Primera Línea’ y la financiación del vandalismo. Por otro lado, Gaitán, solo al escuchar lo poco elocuente que es, lo superficial en los debates y lo recursivo a las mezquindades politiqueras, le daría un cachaquísimo coscorrón.
Finalmente, los que más se sorprenderían con tan frustrado intento de figurar, serían Gómez y Galán. Comenzando por el hecho de que ninguno (incluidos Garzón y Gaitán) usó su vulnerabilidad ante los violentos, para hacer política de la peor calaña y avanzar su agenda e intereses.
A diferencia del excandidato a la dignidad congresional, esos cuatro honorables colombianos dieron el máximo sacrificio por la Patria. Compararse, senador Bolívar, es un acto falto de humildad y nobleza de espíritu, un acto mezquino. Por eso, usted, su jefe y sus vándalos de alquiler podrán llegar al poder y destruir la Nación, pero nunca pasarán a las páginas de la historia como héroes de esta tierra.