Hoy vuelve la feria del libro a Bogotá y volvemos nosotros a encontrarnos, cara a cara, cuerpo a cuerpo. Qué felicidad volver a la FILBo, intuir en los ojos de los otros las sonrisas que logran escapar del tapabocas y hacer parte de este bello ritual de celebración de la palabra y de la vida misma.
Cientos de miles de personas acudiremos a esta cita con los libros, los libreros, los autores, los editores, los ilustradores, los correctores, los traductores, los distribuidores y, los más importantes, los otros lectores. Cuánta falta nos hacíamos. Serán más de 500 invitados de 30 países, 1.600 eventos en Corferias y más de un centenar en las bibliotecas públicas y en otros escenarios culturales de esta ciudad vibrante. Hoy es un día de fiesta y Bogotá se viste con sus palabras más bonitas para festejar.
Lo bello de la FILBo no es solo que haya libros para todos los gustos e intereses, sino que estén todos juntos. La feria es, en sí misma, una declaración de principios a favor de la convivencia en la diversidad; un escenario para confrontar las diferencias a través de la palabra y, así, enriquecer las formas de estar en el mundo.
El país invitado es Corea y el eje temático de su participación es la convivencia; cada evento promete ser la puerta de entrada a un mundo desconocido por entero para la mayoría de nosotros. El resto de la programación también es polifónica. Además de los autores y las autoras invitadas, sonarán las voces de la academia, las organizaciones y los movimientos sociales, los grupos étnicos, las instituciones, la fuerza pública y hasta los candidatos presidenciales.
Las formas de narrar a través de la literatura y de otros lenguajes artísticos y mediáticos, y el oficio de publicar, distribuir y vender, son reflexiones transversales a las charlas y los talleres. Cada tema, por su parte, es una travesía a lo más profundo de lo que somos, de lo que nos inquieta, de los desencuentros, de lo que queremos dejar atrás y lo que queremos construir hacia el futuro: la pandemia, el dolor, el duelo, las mujeres, la infancia, los jóvenes, las identidades, la ciencia, la economía, el medio ambiente, la movilización social, los territorios, los derechos humanos, el conflicto armado, el acuerdo de paz, la memoria y la reconciliación. Detrás de cada tema hay una tensión y un dolor por sanar; en conjunto expresan el momento difícil que vivimos y dejan constancia de que no nos resignamos al presente.
A pocos días de cumplirse un año del Paro Nacional, es probable que pronto los mismos temas vuelvan a ser reclamos indignados. Quiere uno que el espíritu democrático de la feria envuelva las calles, que predominen los verbos hablar y escuchar y, bajo ninguna circunstancia se conjuguen golpear, destruir, incendiar, retener, desaparecer, torturar y disparar. Hoy celebramos el poder transformador de la palabra y la inmensa fortuna de volver a encontrarnos. Hoy empieza la FILBo y Bogotá se viste de fiesta.
@tatianaduplat