Una de las características más comunes de los colombianos es la facilidad como nos impresionamos ante las situaciones que nos afectan. Por ejemplo, lo que nos está ocurriendo en estos días de pandemia y coronavirus, cuando oímos o leemos sobre sobre los síntomas y características de la enfermedad, inmediatamente comenzamos a sentirnos enfermos y obviamente somos fáciles presas del miedo.
Pero lo cierto es que nuestra sociedad en su conjunto, y nosotros como inmensa mayoría, está respondiendo muy bien a la calamidad global.
Asimismo, nuestro Gobierno está actuando con prudencia, pero con energía y está vigilando atentamente toda la evolución e impacto de semejante calamidad. Las cosas no han sido ni serán fáciles pero la consigna es colaborar y tener mucha paciencia.
La disciplina no ha sido nuestro fuerte como cultura, pero hoy como nunca es absolutamente necesario la solidaridad social y la responsabilidad individual. El estar recluidos y en familia debe ser una magnífica oportunidad para solidificar los afectos y consolidar nuestro mutuo respeto. Es el ámbito perfecto para limar asperezas y abrir más nuestros corazones. Y, sobre todo, para hacer del dialogo una herramienta cotidiana en nuestras relaciones. Es la oportunidad feliz para hacer de nuestra casa un verdadero hogar.
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Por eso mismo han sido tan oportunas y útiles las palabras pontificias. con ocasión de la Semana Santa. Ha sido un mensaje es esperanza que ha tocado todos nuestros corazones. Cuando el buen Francisco reclama una tregua mundial a nuestras diferencias y nos invita a contagiarnos de esperanza, su llamado fraterno no debe ni puede ser ignorado. Él dice que en estos tiempos no queremos escuchar palabras como indiferencia, egoísmo, abandono, división u olvido. Sólo la unidad y la fraternal tolerancia debe ser la consigna de todos. Debemos procurar, en síntesis, ser mejores personas.
En su pormenorizado análisis de la situación mundial, llamo especialmente la atención sobre la imperiosa necesidad de cesar en los conflictos y acabar con la producción y comercialización de armas para poder dedicar esos grandes recursos a la atención médica y mitigar el hambre planetaria. E hizo un llamado para que los gobernantes tengan como prioridades políticas de pleno empleo digno y productivo.
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Todo parece indicar que esta situación por cuenta del coronavirus podría irrogarse a lo largo de dos años. Lo grave estriba en que mientras no hasta vacuna efectiva los brotes y rebrotes seguirán amenazando nuestras vidas. Y mientras sigue el debate de si fueron los chinos los responsables de la plaga, ellos mismos trabajan afanosamente en la búsqueda de una vacuna efectiva, Las consecuencias serán inmensas y todos debemos prepararnos para lo peor, Pero aquí de nuevo la esperanza será nuestro mejor antídoto.