Reiteradamente llegan por redes y por “medios tradicionales” de comunicación noticias, mensajes y memes sobre la salud física y mental del presidente Petro. Él ha confesado tener cáncer de esófago del que al parecer fue “curado” en Cuba en 2019; antes le habían diagnosticado un hematoma en la cabeza, que él dijo deberse a un golpe con un nochero, pero para los mentideros públicos se trató de un misterioso “taconazo” propinado por alguien, cuando era alcalde. Después reconoció padecer “bronquitis aguda no obstructiva” y con dicha excusa estuvo ausente de varios eventos en medio de su apretada agenda nacional e internacional, y también se le han detectado constantes cuadros depresivos.
El astrólogo Daniel Daza le recomendó que “Tendría que hacer algo antes del 19 de mayo del 2023 para poderse mejorar, porque hasta ahí termina el mejor año de los Aries. De lo contrario, es muy difícil que termine su mandato, porque por primera vez se le estaría activando la casa 8, que es la de la muerte”. Pero, muy inteligentemente, antes de tal fecha, el presidente siempre pasó “volando” por esa casa 8 (mil), prefiriendo aterrizar en la casa 15 (mil), donde se siente más cómodo, en familia. Y no hizo nada particular antes del 19 de mayo, pero sí después, porque en París se perdió dos días a partir del 25 de junio y luego uno en Brasil, el 9 de agosto, y nadie sabe qué extravío o enfermedad “sí obstructiva” padeció entonces, porque efectivamente le obstruyó en ambos casos el viaje de regreso a Colombia con toda su comitiva, según el itinerario oficial previsto.
En cuentas de La Silla Vacía, Petro ha dejado vacía la silla (como Tirofijo a Pastrana por allá en enero del 99, en pleno Caguán, hasta de que llegara Uribe a “descaguanizar” el país) 82 veces desde que llegó a deshonrar la Casa de Nariño, y parece que faltan datos de otros municipios. Ha dejado con los “crespos hechos” a presidentes, ministros, magistrados, altos mandos militares, senadores, gobernadores, alcaldes, a todos los gremios y últimamente “se hizo el loco” para no asistir a la clausura del Congreso de la ANDI en Cartagena y eso que Bruce Lee, su actor central, se precia de tener “línea directa” con el faltón de marras.
Frente a la urgencia manifiesta de que el hombre se presente a chequeo médico- que se ha convertido en cuestión de orden público- en redes se ha dado cuenta de ciertos males que padece: síndrome de Procusto, odio al éxito ajeno; trastorno narcisista de la personalidad; trastorno egocéntrico, pues todo debe girar a su alrededor; delirio de persecución: se victimiza e inventa enemigos; pseudología fantástica; mitomanía exagerada; síndrome de hubris: exceso de autoconfianza, conductas imprudentes, gran sentimiento de superioridad, arrogancia, soberbia y vanidad; necesidad de simbolizar su imagen; pasión por el lujo y las excentricidades; convicción de que todo vale, el rival debe ser derrotado a cualquier precio, aun corriendo las líneas éticas (cónsul Guanumen)...
Post-it. Y mientras los congresistas de la oposición estrujan la Constitución Política para tratar de encuadrar alguna causal de indignidad por mala conducta que pueda alejarlo del cargo, las cada vez más picantes redes han llegado a concluir que el hombre se ha convertido en un patético símbolo del concepto erótico. En efecto, dicen: “a medio país lo tiene parado, y al otro medio lo tiene mamando”.