Parece que la ‘renovación política’ de la que tanto hablan los personajes del Partido Verde no es más que otro discurso politiquero respecto del cual no sienten la necesidad de mantener congruencia en su actuar gubernativo. Cada día estos ‘reformadores’ parecen más dignos herederos del régimen que gobierna desde hace décadas. Claro, ahora con imagen renovada: de verde y girasoles.
A la mejor manera del expresidente Santos y atendiendo las buenas prácticas del régimen, la implementación del socialismo en Bogotá se hace mejor desde la playa. Es propio de tiranos predicar e imponer su doctrina a la sociedad sin que la misma se les aplique en ninguna manera. Petro y Claudia están por encima de la Ley y la renovación política. Las vacaciones legales, pero ciertamente inoportunas, de la señora alcaldesa de Bogotá y las de su veedor distrital Guillermo Rivera, son vistas como muestra de cinismo, descaro e irresponsabilidad por la comunidad. ¿Quién se supone debería estar administrando, vigilando y haciendo control preventivo en la que nos venden como una terrible y mortal crisis sanitaria?
¿Será que la crisis existe solo para aumentar el gasto desaforadamente pero no es tan grave como para cancelar unos tiquetes?
¡Pero que no te sorprenda hermano! El virus del silencio selectivo de la prensa se esparce más rápido que el covid-19. Es increíble la condescendencia de los medios, la oposición, los entes de control y la sociedad en general con la playera. ¡La aplanadora populista de la alcaldesa puede con todo! Unos sacan el pecho diciendo que la presión de los últimos días la hizo devolver, pero el problema es que nunca debió irse. Importante su regreso. Pero abandonó el barco en los peores momentos y su discípulo, con hambre de protagonismo y cubriendo los previos descuidos de la Alcaldía, impuso nuevamente medidas autoritarias de no probada efectividad. No demora su regreso anticipado en ser tratado como otro gran gesto, como si fuera una caridad, ¡cuando es su trabajo!
Bien lo resaltó el exconcejal Flórez Se imaginan que Winston Churchill hubiera dicho en la batalla de Inglaterra: bueno esta semanita me la voy a pelechar, ahí los dejo, ¡me cuentan que pasó el próximo lunes! Suponiendo que Churchill se hubiera podido conectar vía Zoom con el gabinete desde los prados de su residencia Chequers, no hubiera dejado de ser un gesto muy inoportuno, cuando morían miles de ingleses y el país estaba en la ruina, como sucede hoy en Colombia.
El problema no son las vacaciones de la alcaldesa o del ausente veedor. El problema es el mensaje que burla a los millones de bogotanos que soportamos los efectos del encierro después de los excesos autorizados y los enormes presupuestos gastados que, al parecer, no sirvieron para atender a las víctimas del virus. Lo preocupante es la sensación de que la crisis solo es grave para unas cosas y no para otras. Como el encierro: solo aplica a los formales y no a los informales.