En la taquilla del teatro | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Noviembre de 2016

La obra: El nuevo acuerdo de paz, a la cual me refiero en la presente columna de opinión que no es más que eso, una columna de opinión de un rebelde frente a todo el desajuste institucional, económico, social, político que rodea al gobierno de JMS.

Como en toda obra, se encendieron las luces del renovado y remozado Teatro Colón con tapete de color rojo, masón. Aparecieron los asistentes quienes se encontraban muy tiesos y muy majos, como diría Rafael Pombo, incluida la senadora analista Claudia López, más analista que senadora, quien con su bufanda, foulard dirían los socialistas franceses, resaltaba sobre los demás.

En el fondo, con cara de regañado, el inefable senador del Partido de la U, Roy Barreras, quien días antes en un acalorado debate en el programa Voces de Rcn con Francisco Santos salió con una perla de esas que lo dejan a uno atónito. Dijo Roy, palabras más palabras menos, que si no hubiera sido por el huracán que programaron los del No para el día de la votación del 2 de octubre en la Costa Atlántica, el Sí hubiera ganado sobrado. Por más esfuerzos que hago, Roy Barreras es superior a mis fuerzas. No, lo resisto.

En el primer acto apareció el actor principal. Sería bueno, señor Timochenko, que se acostumbrara a llevar una corbata ya que de ahora en adelante en la civil usted estará rodeado de unas corbatas que no se imagina.

En el segundo  aparece el actor secundario, JMS, cuyo lánguido final se parece cada vez más al de Hugo Chávez. Utilizando la estrategia del engaño, como buen gobernante socialista que se respete cuya anatomía de mentalidad populista de megalomanía lo llevará a ser recordado como el hombre de la traición a Colombia, no dijo nada relevante. Por más que lo intenta, ya no dice nada relevante. Ya nadie le cree lo que dice.

Entre las líneas del guion, personalmente me gustó más el de Timochenko que el de JMS. Atrevida propuesta la de sugerir un gobierno de transición con el fin de implementar el acuerdo. Nace, entonces, la primera pregunta: ¿Será que son capaces de desconocer las elecciones democráticas del 2018, cualquiera que sea el resultado?

Al bajarse el telón me encontré por casualidad con un ex magistrado de la Corte Constitucional. Al comentarle sobre lo que estaba sucediendo: “JMS, ni el Congreso, están teniendo en cuenta que el resultado final del plebiscito era de carácter vinculante para el Presidente, cualquiera que fuera”. Nace la segunda pregunta: ¿Prevaricato a la vista? Tengan cuidado señores congresistas. ¿Los señores magistrados se tragarán ese sapo? ¿El nuevo procurador masónico se atreverá a investigar a los nuevos prevaricadores?

JMS está haciendo lo que se le da la gana con la complicidad de todos los actores de la sociedad colombiana, zoociedad como decía Jaime Garzón. Más temprano que tarde, esta complicidad del régimen económico hacia JMS tendrá su costo, señores empresarios.

Dicen por ahí que el nuevo acuerdo de paz será refrendado en un circo, el congreso, en minúscula, al cual solamente faltan los elefantes de los hermanos Gasca. O, de quién sabemos.

Entonces, solamente quedará una sola opción como colofón: Retírese el acuerdo por la ventanilla del teatro e impleméntese a la fuerza.

Puntilla: En 1957 Fidel Castro prometió a los cubanos paz, libertad, riqueza, democracia, lástima su muerte prematura….