Las mujeres que somos madres tenemos hijos que por un periodo son niños. Sí. Todos parecen saberlo y, sin embargo, parecieran no entenderlo. Los niños lloran, requieren atención, quieren ser protagonistas, hay que orientarlos, imponerles límites, enseñarles disciplina... Ser madre es un trabajo de tiempo completo, por eso durante largo tiempo las mujeres permanecieron en la casa criándonos.
Cuando salimos a los espacios laborales y buscamos ascender en la jerarquía de empresas e instituciones surgió la dificultad de conciliar los tiempos laborales con los tiempos de la crianza. A algunas les toca conformarse con ser madres ausentes cuyos hijos se criaron sin su presencia, lo cual tampoco obra en desmedro de sus hijos que pueden ser felices e igualmente exitosos. Otras mujeres que quieren tener más tiempo para sus hijos, llegan hasta un nivel, y tienen que renunciar a los ascensos, a ser jefes. La flexibilidad y el tiempo que quisiéramos invertirle a nuestros hijos nos cuesta. Así también las normas que regulan el derecho a la licencia de maternidad.
Tener hijos, querer cuidarlos, pasar tiempo con ellos nos ha costado mucho a las mujeres. En términos de su empleabilidad y por lo tanto en el desempleo, las cifras hablan solas: La tasa de desempleo para mujeres en febrero de 2021 fue 21,7, es decir diez puntos por encima de las tasas de los hombres que se ubicó en 11.7. Para mujeres jóvenes el desempleo fue de 31.6% cerca del doble de la tasa juvenil masculina que fue 17.5%.
Nos cuesta también en los salarios y en brechas salariales; en 2018, según el Dane, las mujeres recibieron un 12,1% menos salario que los hombres. También en el acceso a altos cargos, sólo el 9% de los miembros de juntas directivas 9% son mujeres en Colombia (Inalde 2012). En las empresas colombianas las mujeres ocupan sólo el 15.1% de los cargos de dirección (FEM 2020).
La cuestión no es menor. Los sistemas de cuidado de los niños financiados enteramente con recursos públicos son un intento para tratar de conciliar tener hijos y que la mujer pueda trabajar, sin distingos del ingreso que tengan. Garantizar el cuidado es permitir que la mujer pueda cumplir con sus obligaciones laborales y sus hijos estarán bien atendidos.
También está la aproximación de que las mujeres podemos llevar los niños a nuestros espacios de trabajo. Para eso se crearon las salas de lactancia y los espacios para niños en muchas empresas e instituciones. Cada vez más se habla de que los niños deben tener acceso a los espacios de trabajo.
En mi caso he visto muchos hijos de políticos que se quejan de la ausencia de sus padres. Muchas mujeres en la política hablan con nostalgia del tiempo que no tuvieron para sus hijos. En los tiempos de la pandemia, muchos hemos tenido que compartir los espacios con nuestros hijos. Para mí no ha sido nuevo, porque mi intención ha sido compatibilizar mis espacios laborales con Amapola. La he llevado en mis giras, al Congreso, a las reuniones. Mi puerta siempre está abierta para ella y lo seguirá estando. Esta no es solo una lucha por mí, es también por lo que representa ser madre. Mi maternidad la viviré tan cerca de ella como pueda, dirá miles de impertinencias y cometarios, como la niña de 4 años que es. Ojalá puedan disfrutar su inocencia, su vivacidad y que con ella a mi lado, otras mujeres no tengan que enfrentar a que cuestionen su manera de ser madres.