FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Septiembre de 2011

Ama a tu prójimo


“El problema radica en el odio que se incuba por múltiples factores”


“EL  hombre es un lobo para el hombre”, predica Hobbes y, por su parte, Rousseau sostiene que “El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”. A su turno, Freud considera que el niño es un “perverso polimorfo”.


Cualquiera de las teorías que se acoja, para los fines de la humanidad y la humanización, exige que a quienes se encarga el “domesticar” a la bestia se les imponga el deber de alcanzar el fin social necesario para la convivencia pacífica.


¿Cuáles son las motivaciones que inducen al ser humano a la guerra y al odio y que, por lo tanto, provocan esa guerra de todos contra todos? En principio, se advierte que el totalitarismo es una de las causas remotas que dio origen a la competencia entre los hombres y ello por cuanto la racionalidad estimula el individualismo personal y de grupo y los poderosos, en su afán de someter el grupo a su voluntad, no admiten la diferencia y la repudian. El igualitarismo alimenta la discordia y el resentimiento.


Estas apretadas argumentaciones vienen a cuento a raíz del proyecto de ley que en su delirio por legislar y su legislar delirante tramita el Congreso definiendo como delito la discriminación por razones de raza, etnia, religión, nacionalidad, etc. En otros términos, desarrollar el principio constitucional de igualdad. El Derecho Penal vuelve a manifestarse como la panacea del gobierno de los pueblos. El proyecto ha sido debatido, principalmente por penalistas que lo califican de inútil e inoperante y otros como necesario e indispensable para corregir conductas antisociales.


Por supuesto que la intolerancia referida a la diferencia de cualquier especie o género es detestable y es, generalmente, aupada por la dictadura de las mayorías, pero pensar que su penalización soluciona el problema ¡es suponer que el Gobierno puede evitar el invierno que se anuncia acudiendo a los Estados de Excepción y decretar la sequía o que en adelante exigiremos la abolición de la visa para los colombianos en otros países!
El problema radica fundamentalmente en el odio que se incuba por múltiples factores, entre otros por la opresión a la otredad y el desconocimiento de la diversidad. La fábula del pájaro mítico Bhérunda, de los hindúes, es ejemplo de lo que ocurre cuando se odia. Esta ave, con un solo cuerpo, pero con dos cabezas y dos conciencias independientes que se odian por la convivencia obligada, deciden envenenarse la una a la otra consumiendo alimentos dañinos para su salud. Finalmente murieron las dos. Krishna, en su misericordia las resucita y les enseña cuál es el final del odio. Jamás consume sólo al odiado, sino siempre y a la vez -y puede ser que con más fuerza- al que odia. La referencia de Vanclav Havel, dramaturgo checo, lleva a reflexionar acerca de la conveniencia de la represión penal cuando se sabe que la pena no es amor sino venganza y que el juez es el verdugo.