Mal asesorado Petro
La propuesta con que abrió plaza el alcalde de Bogotá sorprendió, llamando mucho la atención, pues se trata de una medida que tiene aceptación en todo el país al pensarse que ante la prohibición se reducen los casos de muertes violentas producidas por armas de fuego, pero en realidad es un debate antiguo presentado en diferentes escenarios y repetidas veces; personalmente asistí, siendo Comandante del Departamento de Policía Metropolitana de Bogotá, al sostenido entre el alcalde Mockus -primera voz cantante en pedir desarme general- y el entonces ministro de la Defensa Dr. Ezquerra. Fueron muchas horas de conversaciones con argumentos bastantes sólidos de parte y parte, donde sobraron las razones en cada intervención, el resultado salta a la vista y volvemos a enfrentar la medida, de manera que nada nuevo trajo el posesionado mandatario de los bogotanos, por lo tanto me muero de la pena con el señor alcalde Mayor de Bogotá Gustavo Petro, pero está mal, muy mal de asesores -lejos de juzgar la buena fe de los colaboradores- y pongo en duda su experiencia para desarrollar este tipo de tarea.
La decisión del señor Alcalde el día de su posesión de prohibir el porte de armas aun con salvoconducto en la Capital, es una salida poco inteligente, muy precipitada, nada estudiada y da la impresión de que mucho menos valorada; demostró el entrante burgomaestre un total desconocimiento del andamiaje en ese tópico y, claro, nos obliga a pensar que no consultó, no escuchó o simplemente está mal rodeado.
Un mandatario prudente y sin ánimo de protagonismo populista, se expresa en el mismo sentido pero poniendo las cosas en contexto de estudio o discusión, le faltó olfato político a nuestro gobernante capitalino, seguramente nadie le contó que los salvoconductos expedidos por la industria militar tienen cubrimiento nacional y son controlados por las Divisiones y Brigadas del Ejército en cada una de sus jurisdicciones, quedando bajo la responsabilidad de los comandantes militares del sector cualquier determinación en referencia a la vigencia, validez o caducidad de estos documentos amparadores de las armas de fuego en manos de los particulares, bien sean para tenencia o porte.
Lo que sigue ya es conocido, vendrán los debates sobre si es bueno desarmar a la gente de bien y recoger las armas amparadas. ¿Cuál será el tratamiento para asociaciones y coleccionistas, empresas de vigilancia, departamentos de seguridad? Pues para la Fuerza Pública es más fácil controlar el porte ilegal si no hay armas amparadas en circulación, enfocándose en decomiso de las encontradas; también se hablará de desarmar, en primer lugar, los ánimos y corazones, para luego desarmar las personas, siguiendo con los valores, la educación y la familia. Como ven, son variados los conceptos sobre el tema. Pero que estuvo mal presentado ¡estuvo mal presentado!