GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 28 de Septiembre de 2011

Siguiendo con la seguridad

En  notas anteriores me dediqué a tocar bloques que hacen parte de la seguridad y sus componentes, invocando la urgencia de diagnósticos para establecer el nivel de seguridad vivido en municipios colombianos y las estadísticas sobre algunos delitos de mayor impacto como los homicidios, convertidos en tabla de análisis criminal. De lo citado podemos ir sacando a flote una verdad de a puño; el alcalde es el primer responsable de la seguridad en la jurisdicción que compone su municipio, por lo tanto debe tomar las riendas del tema, asumiendo como propias las necesidades de las instituciones comprometidas con la tranquilidad de sus gobernados.
En las escuelas de formación, la Policía Nacional prepara los hombres para desempeñarse idóneamente en el ejercicio de la profesión, pero las diferentes idiosincrasias, costumbres y tradiciones presentes a lo largo del plano geográfico nacional, obligan a la institución a generalizar, haciendo del policía un hombre integral, al que urge brindar refuerzos en lo local, capacitándolo para la difícil tarea de entender los hábitos, tradiciones, usanzas o normas de cada región, gestión que debe desarrollar el burgomaestre apoyado en las instituciones educativas del lugar, coordinando con los comandantes un pensum apropiado, llamado a continuar con lo transmitido en las escuelas de formación policial, permitiendo al servidor público interpretar el sentir de la comunidad sin chocar con la tradición. Otro aspecto de suma importancia dirigido a reforzar aquella capacitación de que venimos hablando, lo representa el esfuerzo para dotar el cuerpo policial de tecnología y equipo necesario, pues no obstante la institución hacer ingentes esfuerzos por entregar a sus hombres el pertrecho ideal e indispensable, no logra cubrir totalmente los requerimientos; hace falta un arranque de la autoridad local que le permita a la Fuerza Pública enfrentar la delincuencia soportada en estos suministros, esa que hoy tiene a su servicio todo un conjunto de técnicas.
El liderazgo asumido por el alcalde compromete a todo el gabinete en la labor encaminada a lograr un clima de seguridad, tranquilidad y convivencia añorada por la ciudadanía, anticipando las amenazas latentes y neutralizando cualquier intento o riesgo de fisurar el tejido social compuesto por autoridades y ciudadanía en general. En resumen, si los municipios cuentan con una institución reforzada, respetada y comprometida, por una parte, y en la otra orilla tenemos una administración asumiendo responsabilidades, recuperando credibilidad y liderazgo frente al conglomerado, se establecerá el orden como resultado del respeto a la ley, la normatividad y las mismas autoridades e instituciones. Recordemos que el desorden engendra caos y este se convierte en puente facilitador de anarquía dando paso al actuar delictivo. La presencia de autoridad aplicando correctivos a violadores de la normatividad, conduce al éxito de políticas dirigidas a lograr un ambiente de autoridad, clima ideal para la seguridad.