PRISMA
Festival Iberoamericano de Teatro
El sábado 24 de marzo se dio inicio a la XIII versión del Festival Iberoamericano de Teatro. Fue una tarde lluviosa, fría, muy gris, propia de las actuales calendas que se viven en la ciudad capital, pero no obstante aquella temperatura los organizadores y participantes cumplieron la cita, igual que un buen número de espectadores que gozaron, ¡digo gozamos! del colorido y alegría propios del momento, avizorándose la calidad de los espectáculos programados para esta temporada de ensueño entronizada en Bogotá, llamando la atención mundial hacia nuestro país
Es imposible hablar del Festival de Teatro sin evocar a Fanny Mikey, seguramente pasarán muchos eventos de esta índole y la seguiremos recordando; en alguna oportunidad afirmaba que las generaciones venideras gozarían del legado y obra de Fanny, hoy lo puedo confirmar porque lo vivido la tarde inaugural fue un espectáculo indescriptible, pues las personas ubicadas en las tarimas dispuestas a lo largo del recorrido se deleitaron de lo lindo viendo los juegos, las mascaradas, los personajes, aquellos trajes multicolores tan llamativos haciendo las delicias de grandes y chicos, mucha lluvia pero mucha alegría, mucho corazón y afán de agradar, solo los que asistimos al suceso podemos dar fe de la entrega y profesionalismo demostrado por los artistas de toda índole y disciplinas convocados al evento. Y retomo otra nota referente al Festival: “Sin duda ni temor a equivocarnos podemos decir que contamos y asistimos al más gigantesco Festival de Teatro, no creo que en el mundo entero exista algo mejor pues tenemos a toda una ciudad como escenario, ampliado hacia los rincones de la capital dando oportunidad al total de residentes y visitantes de asistir y participar en el magno evento”.
Quiero hacer un reconocimiento a los organizadores del certamen porque nunca han desfallecido frente al reto, una cosa es el teatro con Fanny y otra muy diferente sin ella; debemos entender que la tarea para nada es fácil, una cita de estas dimensiones demanda trabajo, dedicación y tiempo, más aún si no contamos con los recursos económicos necesarios para satisfacer el proceso que permita presentar y lograr aceptación internacional; bastante difícil meter en un solo saco el arte, la administración y talentos consagrados. No sé si mis queridos lectores se han percatado del número indeterminado de aristas confabuladas contra el éxito, porque no son solo artistas y espectadores, es la ciudad, sus gentes y los visitantes que juegan papel preponderante, se arriesga la imagen de un país, tenemos como colombianos la obligación de atender, auxiliar, guiar y proteger a todos los turistas atraídos por la calidad del evento. Ojalá Bogotá responda a la cita y la asistencia cubra las expectativas de actores y organizadores, apuesto al laurel y confío en el compromiso de mi país.