Escobar, Uribe, “Bolillo”
En algún homenaje a Uribe alguien afirmó: “Ningún presidente ha hecho tanto por Antioquia como Uribe Vélez. Ninguno ha llevado en el alma a Antioquia como el ilustre ex mandatario”. Estos viudos del poder no dejan de suspirar por las gloriolas fenecidas ni paran de alabar al protector omnímodo, que después de su octenio calamitoso dejó al país transformado en una llaga gigantesca y podrida de donde, al decir de Santos, brota pus por todas partes. La amnesia de estos aduladores profesionales no sana ni con los escándalos de las “chuzadas” del DAS, ni con los “falsos positivos”, ni con las sucias faenas reeleccionistas, ni con los líos de Estupefacientes, ni con los escándalos de las falsas reinserciones paracas, ni con los nombramientos de bandidos.
¿Un tipo como Noguera, ungido cerebro del DAS y condenado a 25 años de cárcel por la Corte Suprema de Justicia será un inocente y valioso ciudadano? ¿Uribe lo nombró por su familia y su hoja de vida o porque alguna vez fue invitado a amanecer en la casa del “buen muchacho”? Si fue por lo último, imaginen, no más, lo que le costó a Colombia la dormidita.
También nombró a Uribito, de quien ya conocemos bien el récord de “proezas” agropecuarias. Si el primero era “un buen muchacho”, el segundo debió ser poco menos que un genio. Y vean en lo que pararon ambos. ¡Pobrecitos, tan jóvenes y tan de malas!
En realidad -nombramientos aparte y retomando el tema- Uribe hizo mucho, pero no en beneficio sino en perjuicio de Antioquia. Entre sus grandes realizaciones estuvieron las Convivir, que tantos muertos inocentes causaron y que finalmente fueron el huevo maldito del narcoparamilitarismo, que se extendió rápidamente por el país bañándolo de sangre de norte a sur y de oriente a occidente. ¡Vaya realización!
Ciertamente, el ex presidente lleva en el alma a Antioquia, pero no a la Antioquia noble y ejemplar, sino a la Antioquia de los arrieros vulgares, de los paisas groseros que insultan y sacan machete por todo. Durante sus casi inacabables ocho años de mandato estuvo siempre peleando y creando problemas tanto nacional como internacionalmente y por sus groserías y bochinches muchísima gente en el país se hizo a la idea de que aquí todos somos como él.
Y eso es falso. En su gran mayoría, nuestra gente es decente, respetuosa y educada. No todos somos Pablo Escobar, matando y narcotraficando, ni Uribe, amenazando con darle en la cara al marica, ni el “Bolillo”, zurrando tipas al amanecer. ¡No, señores! La generalización ofende.