HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Julio de 2013

Los hechos y las vías

 

“Este país solo entiende el lenguaje de la fuerza y no importa que se trate de un asunto de política, de economía o de unas plazas de aparcamiento. Aquí solo entendemos la fuerza”.

 

El que escribe semejante sentencia no es colombiano. Pero podría serlo. Tal parece que en Israel de donde es Etgar Keret y escribe sus cuentos, entre otros De repente llaman a la puerta, también pasa lo que aquí. O puede ser que el Estado hebreo tenga similares dirigentes, unos que no alcanzan a conformar una clase, precisamente por falta de ello.  

En Colombia, donde todo estáregulado, pero nada funciona, tenemos un maravilloso método para intentar que los dirigentes hagan su trabajo. Se llama "derecho de petición" y, dice la ley, es potestad del ciudadano dirigirse, "respetuosamente" eso sí, a las autoridades para que hagan algo, o por lo menos respondan por quéno han hecho.

 

Esa debe ser la vía del derecho. Que es la que nunca funciona, pero, como en el cuento de Keret, la fuerza sí. "Vías de hecho", es la palabra que desde siempre ha tenido acuñada la clase dirigente del país para descalificar a quienes se aburren de esperar la respuesta al derecho de petición. Y cada gobierno se ha encargado de ponerle su propio adjetivo dependiendo de la época: Que es la chusma, decían los conservadores, antes del Frente Nacional. Que el comunismo internacional, dicen todos desde los 50s. El terrorismo de "lafar", decían en cierto gobierno con vocación para la eternidad  o que simplemente las Farc, como repiten ahora.

La gente sabe que frente al centralismo indolente de toda la vida, a la indiferencia criminal de sus dirigentes o al oportunismo de sus políticos, siempre es más efectiva una llanta ardiendo en medio de una autopista, que un memorial "respetuoso" con cien mil firmas. Y el gobierno, los gobiernos de todas las épocas, solo han respondido a eso. A las marchas, al bloqueo de las carreteras, a las manifestaciones. Asíha sido, digamos, desde Los Comuneros. La corona nunca respondióel memorial de los tabacaleros, y vean la que se armó.

Ahora es el Catatumbo, que es toda una región, no un pueblito, como piensan en Bogotá. Son campesinos pidiendo solución a las mismas necesidades que el Virrey nunca les resolvió. Carreteras, educación, trabajo, salud. Subsidios para sus cultivos lícitos, porque los ilícitos no los necesitan. Si fueran industriales, la ANDI haría lobby por ellos, o la SAC, si fueran agricultores grandes, o Asocolflores o Asocaña. Pero no, son simples campesinos pobres, asíque no les dan nada, deben pelearlo.

Que están infiltrados por las Farc, dice el Gobierno. Y debe ser cierto. Pero es que esa es la gran tragedia colombiana, que el Estado decidiópor síy ante sí, dejar a su suerte más de la mitad del territorio nacional. Y, por eso la ilegalidad ocupa los espacios que la institucionalidad abandona.

Si fueran, digamos Riopaila, no estarían infiltrados por la ilegalidad. Los infiltrados serían ellos. Tendrían embajador y a Brigard & Urrutia, con su "sofisticación" a su servicio.

@Quinternatte