Amedrenta el atentado en Mogadiscio, Somalia, Cuerno de África, que dejó cerca de cuatrocientos muertos y setecientos heridos, golpe perpetrado con un camión lleno de explosivos por Al Shabaal, filial del Estado Islámico.
Se lanza la amenaza de “Golpearemos Europa, conquistaremos el Vaticano y Estambul.” Los miembros dispersos del inviable califato mundial protestan además por los bombardeos de la coalición aliada en Siria e Irak. El presidente Donald Trump ha ampliado el plan operacional en Somalia e incrementa los ataques contra el grupo islamista con acciones militares directas dentro de un área definida de hostilidades activas en apoyo de las fuerzas armadas del país.
En diferentes sitios, -ahora en Filipinas-, los combates aumentan, se endurece el enfrentamiento con quienes se empeñan en librar la “guerra santa.” en ejecutar acciones con la mira puesta principalmente en Europa. El problema global se relaciona inclusive con América Latina, no es factible determinar donde actuarán los exterminadores, preocupa que aparezcan durante la celebración del campeonato mundial de futbol en Rusia en el 2018, certamen que contará con la participación de equipos provenientes de los cinco continentes y asistencia masiva de espectadores originarios de multitud de países, blanco que toca con el planeta entero, las medidas de seguridad se extreman pero sabemos que es complejo prevenir la incursión demencial de los enemigos de la civilización.
El mundo continúa sin entender el fenómeno, el diálogo no existe, lo convencional se descarta, la Organización de Naciones Unidas carece de línea de conducta idónea para señalarla a los gobiernos, el desmantelamiento de los ejércitos irregulares de Isis produce resultados parciales, se reconquistan ciudades desoladas, atestadas de cadáveres, con patrimonio histórico destruido.
Los extremistas quieren polarizar las sociedades, incorporar a musulmanes que se sienten rechazados, utilizarlos como acontece en Gran Bretaña, Bélgica, Francia y España. La religión de creyentes de Alá, igualmente perjudicados, merece respeto, pero inaceptable es el absurdo proyecto de creación del Estado Islámico. El atentado en Somalia forma parte de la cadena del terror. El cubrimiento de la noticia ha sido menor que el de acciones terroristas en el viejo continente, consideramos a África distante pero corresponde anotar la conexión de la insensatez extendida por el planeta.
Es época de crisis y hasta una guerra nuclear puede desatarse, las catástrofes naturales impactan, no alcanza a asimilarse el cúmulo de información, la violencia hace de las suyas, el narcotráfico también la ocasiona, la violación de los derechos humanos mancha la tierra, la democracia zozobra, vivimos en medio del estrés, el atentado en Somalia es nueva advertencia del peligro en que nos encontramos. La alerta roja rige también para nosotros, indispensable acatarla.