¡He ahí el dilema! El gobierno emitió el 7 de octubre a través de la Cancillería un comunicado sobre el ataque desatado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) contra Israel, en el que, como la mayoría de los países civilizados del mundo, lo condenaba. El comunicado, que no apareció en la página oficial de la Cancillería, decía que “el Gobierno de Colombia condena con vehemencia el terrorismo y los ataques contra civiles que han ocurrido en la mañana de hoy, y expresa solidaridad con las víctimas y sus familias”.
Luego decía que “la escalada de la violencia hace aún más urgente la necesidad de retomar el diálogo y un proceso de paz que conduzca a una solución definitiva que permita a israelíes y a palestinos vivir en paz y coexistir dentro de fronteras seguras acordadas mutuamente e internacionalmente reconocidas… especialmente para dar cumplimiento a la solución de dos Estados, como se previó desde 1947 con la resolución 181 (II)”. Claramente se trataba de conciliar una condena al terrorismo de Hamas con las ideas expresadas por Petro en la ONU.
Los medios apuntaron rápidamente que este comunicado contradecía el pensamiento del presidente. El presidente se limitó a traer a cuento sus palabras en la ONU, pero no condenó la violencia terrorista. La Cancillería publicó un nuevo comunicado en el que ya no se rechazan los actos terroristas y, simplemente, “reitera el llamado a retomar, de manera urgente, el diálogo entre Israel y Palestina para iniciar un proceso de paz que conduzca a la coexistencia pacífica, dentro de fronteras seguras acordadas mutuamente e internacionalmente reconocidas, con pleno respaldo a la integridad territorial de las partes”.
Hay que recordar que la Resolución citada es de la Asamblea General, tomada a instancias del Reino Unido, Mandatario de Palestina, con base en el informe de la Comisión Especial (documento A/364) que contenía un plan de partición con unión económica, disponía la partición del territorio palestino y dejaba a Jerusalén a las dos partes. Los judíos aceptaron el plan pero no los árabes, y el día en que los británicos se retiraron del Mandato en 1948, declararon la guerra a Israel que la ganó y, junto con otras guerras, amplió sus fronteras y tomó Jerusalén donde hoy tiene su capital.
Por su lado los palestinos se dividieron en 2007 en dos sectores: la franja de Gaza controlada por Hamás y Cisjordania, controlada por Al-Fatah/OLP que había reconocido a Israel como Estado en 1988.
A pesar de esfuerzos de paz desde los Acuerdos de Oslo, el Cuarteto de Madrid y el de Camp David (2000), para mencionar algunos, la violencia ha sido persistente en la zona, más aún cuando apareció Hezbollah (1982), otro grupo terrorista que periódicamente bombardea a Israel con misiles.
El hecho es que Hamás es considerado un grupo terrorista por muchos Estados incluyendo la OEA a la que pertenece Colombia, y no puede confundirse con Palestina, como parece hacerlo Petro. Esta es un Estado observador en la ONU y miembro de varios organismos como la CPI.
Israel es un miembro de Naciones Unidas, muy amigo de Colombia y ha sido reconocido por varios países árabes. ¿Sabrá Petro que los fusiles Galil que usa nuestro ejército se fabrican en Colombia con asesoría israelí? ¿Sabrá que la población judía en Colombia, aunque no muy numerosa, lleva muchos años de tradición y ha sido ejemplarmente emprendedora aquí?
El conflicto de Israel y Palestina no puede resolverse con base en la Resolución de la ONU de 1947. La alternativa de dos Estados, quizá la más adecuada, siempre tropieza con Jerusalén.