JAVIER A. BARRERA B. | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Abril de 2013

Los pactos de Roy
Contrario a lo que pretende hacer creer el senador Roy Barreras, la diferencia entre comprometerse a defender convicciones personales y firmar un contrato para defender posiciones institucionales no es tan sutil.
La firma del contrato entre Barreras y la congregación cristiana, para defender los ideales de dicha iglesia, compromete la independencia del senador y, por definición, las intenciones con las que este actúa y decide a la hora de legislar. Seamos honestos, tan “legítimos” son sus valores que el dueños de los votos tuvo que pedir una firma de soporte.
Creo que cualquier tipo de documento en el que un senador comprometa su firma en pro de unos objetivos ideológicos con una institución ajena al partido que lo avala, debería ser causal de destitución inmediata. Firmar acuerdos con grupos religiosos debe ser algo tan punible como lo puede ser firmar un acuerdo con un grupo empresarial o armado. En términos sencillos, las bondades de un Estado laico están en ofrecer garantías para que sus ciudadanos puedan lograr sus propósitos por fuera de la influencia de sus filiaciones religiosas o ideológicas y la firma de un acuerdo es, a todas luces, un despropósito ético.
Permitir que la ideología legislativa sea sometida por un gremio o religión es abrir la puerta para que el Estado esté arrodillado a instituciones fuera de su esfera, y para que el desarrollo del país quede atado a la ideología más disciplinada durante el momento de las votaciones.
La ingenuidad de nuestra sociedad no solo no tiene límites, también parece condenarnos a padecer la insoportable dictadura de la estupidez legislativa.
Hoy es el senador Barreras defendiendo sus valores “Cristianos”. Mañana puede ser el senador X, defendiendo sus valores “Comunistas” y legislando a partir de del ateísmo. Y es por personas como él que Colombia vive a la deriva, en alta mar buscando tierra firme y con pereza de seguir un proyecto de nación real.
En mi opinión, el acuerdo de Barreras ratifica que la política en Colombia es un asunto de sabandijas, sanguijuelas que han invertido la lógica del poder y convertido al Estado en el lavaperros de los ciudadanos. Una sociedad en la que el presidente de su Senado tiene acuerdos firmados, comprometiendo su ideología por votos, es el claro reflejo de la debilidad y la incompetencia de las instituciones políticas.
Personas como Roy Barreras han invertido la lógica democrática y convertido al Estado en un benefactor personal alejándolo de su capacidad de imponer el orden. Es por individuos como él que en Colombia los nombres de los políticos se deben escribir con minúsculas, porque dejaron de ser ideólogos para convertirse en mucamas del gamonal que mejor les pague.
@barrerajavier