JAVIER A. BARRERA B. | El Nuevo Siglo
Sábado, 18 de Mayo de 2013

Problema de impunidad

 

Más  allá del enredo que pueda haber entre detractores y defensores de la Justicia Transicional, las penas que deberían enfrentar los miembros de las Farc dentro del proceso de paz son una obligación moral de ellos con la sociedad y un deber institucional del Estado.

Estoy de acuerdo en que deben existir caminos y vías de acción para que los integrantes de ese grupo se reincorporen a la sociedad. Sin embargo, ignorar los delitos que las Farc han cometido contra la población civil de forma sistemática, y deliberada, es un error que terminaría por legitimar el narcotráfico y la guerra.

¿Cómo darle a Iván Márquez el derecho a decidir sobre la vida de la gente, cuando ha sido él uno de los  encargados de dirigir la organización que ha llenado el país con minas que destruyen la vida y el futuro de los campesinos?

Colombia, que ha padecido y combatido la influencia del narcotráfico en sus instituciones políticas, ¿cómo va a aceptar que los líderes del cartel más grande del mundo tengan la posibilidad de influir en las decisiones nacionales?

Permitir la impunidad es legitimar lo ilegitimo. Que los líderes de las Farc lleguen a la arena política sin pagar por sus crímenes es favorecer la sangre, las drogas y la inhumanidad como ruta válida para el camino al poder.

¿Cómo confiar en decisiones de personas que han demostrado lo irrelevante que ven el dolor humano, que han sido capaces de destruir la vida de miles de colombianos sin revelar el más sutil asomo de vergüenza, arrepentimiento o reflexión sobre el dolor que durante años han derramado sobre los colombianos?

En mi opinión, más allá de la soberbia y la indolencia que poseen los negociadores de las Farc, el Estado colombiano enfrenta la dura tarea de marcar un precedente y demostrar que no por buscar la paz está dispuesto a perdonar los crímenes y a legitimar la violencia como motor del desarrollo político.

En términos concretos, permitir que los criminales de las Farc salgan impunes de la guerra a la vida política es tan insensato como permitir que los autores de los falsos positivos salgan de su cárcel y abandonen sus responsabilidades militares, para convertirse en políticos y legisladores de nuestras vidas.

Sr. Iván Márquez y Timochenko: Uds. podrán salir impunes, pero sobre sus vestidos siempre estará la responsabilidad de tener el cuello blanco cubierto por la cocaína que ustedes venden, y la corbata roja teñida con la sangre de las vidas que su soberbia ha destruido. Podrán posar sonrientes, pero en la mente de Colombia sus rostros siempre serán recordados como el de los últimos padres de la infamia.