JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ | El Nuevo Siglo
Martes, 3 de Abril de 2012

CERTIDUMBRES E INQUIETUDES

Las Farc en deuda

Siempre será una buena noticia la recuperación de la libertad por parte de alguien que la había perdido injustamente. Y con mayor razón lo es si ese alguien ha pasado los mejores años de su vida sometido a la horrorosa prueba del secuestro, una práctica delictiva caracterizada por la cobardía y la sevicia de los captores, que son capaces de mantener indefinidamente a una persona bajo el yugo de la fuerza, humillada, maltratada, en condiciones indignas del ser humano, en total indefensión, absolutamente a su merced.

No sé si mis lectores se han detenido a pensar en lo que significa un secuestro, para la víctima y para sus allegados. Tiene que ser una tortura muy grande, dada la impotencia en que es puesto el secuestrado. Una tortura que deja huellas imborrables en el alma, aun cuando se extienda apenas por horas. ¿Cómo será si dura años?

Las Farc han liberado unilateralmente a los últimos diez uniformados secuestrados, a quienes mantuvieron cautivos por años -hasta por catorce algunos de ellos-, en desarrollo de un criminal designio con doble objeto: financiar su causa subversiva mediante la extorsión, en cuanto a los secuestros de civiles, y simultáneamente desafiar al Estado reteniendo a los efectivos de la fuerza pública como si fueran prisioneros de guerra.

Ahora, que se han comprometido a cesar en tan detestable programa delictivo, liberan a unos militares y policías, pero nada dicen de los civiles plagiados.

Se quiere presentar la liberación como gesto de paz de la guerrilla. Y Colombia no confía en ello, porque no se trata de una dádiva; de un acto generoso, sino de una obligación nacida del delito mismo. El acto atroz del secuestro jamás ha debido ser cometido, pero ya que se cometió, lo mínimo era devolver a los cautivos al seno de sus hogares. Sólo que lo han hecho después de muchos años de continua violación de los derechos humanos, y además “a cuentagotas”.

Pero además, el gesto de paz es incompleto y en esa medida falso. El compromiso de acabar con el secuestro extorsivo por parte de sus frentes guerrilleros sólo será digno de crédito si las Farc proceden de manera inmediata a divulgar el número y las identidades de las personas sin uniforme que mantienen secuestradas, y desde luego si esa divulgación está acompañada por la liberación de los plagiados. De todos, y de una vez. Es lo que espera la sociedad para creerles. Las Farc están en deuda con Colombia.