JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Junio de 2014

Celebrar sin violencia

 

La convivencia, por definición, exige mutuo respeto. Sin él, la vida en el seno de cualquier sociedad, en particular si se reputa civilizada, es muy difícil.

Infortunadamente, en la sociedad colombiana hay muchos que no han logrado entender ese concepto, y por tanto, son varios los ámbitos en que predomina la intolerancia; en que se imponen las vías de hecho; en que no se reconocen los derechos de los demás; en que, por cualquier motivo, se desata la violencia. La hemos padecido en la política y en muchos otros campos, aunque la Constitución proclama el pluralismo y el respeto a la dignidad humana como bases institucionales de primer orden. También la hemos sufrido en materia deportiva. Con las “barras bravas” en el fútbol, por ejemplo. Y ahora se ha vuelto a expresar esa violencia so pretexto de la alegría futbolística reflejada en comportamientos impropios e irrazonables.

Todos los colombianos, tras dieciséis años sin estar representados en un  campeonato mundial de fútbol, recibimos con alegría inmensa el triunfo de Colombia ante Grecia en su primer partido. Vino la celebración el sábado en la tarde. Y aunque se avecinaba la ley seca por las elecciones del domingo, hubo  mucho licor en las calles, riñas, accidentes de tránsito, heridos y muertos. La alegría del triunfo colombiano se convirtió en luto para varias familias. No ha debido ocurrir pero ocurrió.

Es una  verdadera lástima y muy lamentable que muchos de nuestros compatriotas no sepan celebrar. Que confundan la alegría y el patriotismo en lo deportivo con la agresividad y la violencia.

Celebrar es festejar, aplaudir, demostrar felicidad y entusiasmo. Una celebración es la manifestación externa del sentimiento de satisfacción y complacencia, que se quiere compartir con los demás. Y ello no solamente es legítimo sino perfectamente natural. Y los colombianos solemos ser efusivos y comunicativos. Pero la alegría colectiva generada por un triunfo deportivo tan importante como el de la Selección Colombia -que todos esperamos se repita mañana jueves- no puede trocarse en ataque a los demás, en dolor y en muerte. La victoria se debe celebrar de manera civilizada y sana. Como corresponde a una sociedad respetuosa de la dignidad humana y de los derechos de todos.

Que Colombia derrote a Costa de Marfil. Y que celebremos de manera prudente y razonable. Evitemos todo desbordamiento ofensivo; toda expresión violenta, que en eso no consiste la alegría.