JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Abril de 2012

NO ES GESTO DE PAZ

¡Falta mucho!

Para todos los colombianos la entrega anteayer de 10 policías y militares, luego de más de 10 años de secuestro, produce una alegría nunca antes vista. Con ella termina el abominable delito del secuestro y privación de la libertad cometido contra estos militares por parte de las Farc y arranca una nueva vida para estas personas, en la que podrán disfrutar de su familia y sueños. Para los denominados “Colombianos y Colombianas por la paz” este será un gesto que abre las puertas al diálogo y a una posible negociación de paz. Sin embargo, debemos ir paso a paso entre lo primero y lo segundo.

Lo primero a decir es que este no puede calificarse como “gesto de paz” por parte de las Farc. El secuestro es un acto reprochable en todo sentido, bárbaro y tremendamente inhumano. Reclamar para sí como “gesto de paz” la liberación de unas personas luego de un acto tan cruel, no es aceptable. Tampoco es aceptable este “gesto de paz” cuando todos sabemos que esos 10 militares no son los únicos secuestrados. Aquí no hay diferencias entre secuestrar por dinero o por espectáculo político, ambos son crímenes que deben ser condenados y repudiados. Menos aún es “gesto de paz” que la guerrilla siga cometiendo crímenes contra militares y población civil en otras ciudades y poblaciones y peor aún que ello sea financiado en parte o en todo por el otro vil delito del narcotráfico.

Lo segundo a decir es que si bien se debe agradecer la tarea de Colombianos por la Paz de acompañar esta liberación, tampoco se puede aceptar la argumentación de Piedad Córdoba, para quien aún no hay condiciones de paz por parte del Gobierno nacional y por parte del Estado. ¡No mezclemos las cosas! La guerrilla en Colombia (distinto a la insurgencia, que no es el caso) no existe por la realidad de pobreza, ni por los desplazamientos. Existe por el aprovechamiento de un negocio que se llama narcotráfico. Sin duda se debe trabajar para acabar con la pobreza y eliminar los desplazamientos, pero ello no justifica ni explica la existencia de una guerrilla terrorista e inhumana.

En tercer lugar desde ya hay que pensar en la forma a través de la cual se va a llegar a la paz y si los colombianos vamos simplemente a aceptar que se perdonen los delitos cometidos por las Farc o, como debe ser previsible, debe haber justicia y reparación de dichos delitos.

Por tanto, como bien lo expresa la mayoría de los miembros de la sociedad civil, aún estamos lejos de dicho proceso de paz, porque de parte de la guerrilla no hay aún verdaderos “gestos de paz”. La paz se hace dejando las armas, abandonando el delito (cualquiera que él sea) y comprometiéndose con la libertad de todos los secuestrados y de todos los menores y mayores de edad forzados a empuñar las armas en las Farc.

jrestrep@gmail.com