Se acabó la mamera
El título podría indicar el fin de las vacaciones y el inicio laboral del nuevo año; pero no, significa la experiencia siempre amarga que vivimos todos los colombianos con infinidad de trámites administrativos que realizamos en las entidades públicas. ¿Para quién no ha sido una “mamera” enfrentarse a obtener el Certificado Judicial, y peor aún, constatar que como nunca lo usamos, cuando precisamente nos lo piden lo hemos perdido en el desorden de la casa, lo que significa un trámite más?
Eso que creíamos era parte del día a día llegó a su fin, gracias a los buenos oficios del Gobierno, que ha entendido que un “Buen Gobierno” se trata de uno más eficaz y eficiente y sobre todo muy comprometido con la transparencia, con la rendición de cuentas y con el compromiso con los usuarios. La burocracia estatal nos acostumbró a largas colas por solicitudes inútiles, que lo único que logran es alimentar esa misma burocracia de funcionarios innecesarios.
El Gobierno ha propuesto un ajuste a más de 230 de los 1.200 trámites que debemos realizar los particulares con él. Por primera vez vemos a un Gobierno pensando en el Estado como Empresa y entendiendo que los “clientes” merecemos respeto. Lo más interesante es que este Decreto Ley que salió esta semana es sólo la cuota inicial de por lo menos 500 trámites más relacionados con el tema ambiental, que se ajustarán este año.
Es de alabar la forma como se logró este avance bajo la sabia conducción de la alta Consejera para el Buen Gobierno María Lorena Gutiérrez, una mujer ejecutiva que luego de venir del mundo de la academia en Administración de Empresas, nos está enseñando cómo administrar la empresa más grande del país.
De los trámites eliminados o ajustados destaco los que sufrimos a diario. Además de la eliminación del Certificado Judicial, el fin de la “huella digital” en la mayoría de trámites públicos (verdadero ejemplo del subdesarrollo), la eliminación del certificado de supervivencia que llevaba a ancianos a hacer colas interminables cada tres meses (muchos de los cuales murieron haciendo la cola), la eliminación de la revisión técnico mecánica a los dos años de adquirir un carro, las placas a los tractores (¡hágame el favor!), el calvario de una multa en una carretera que hace que uno tenga que quedarse en el pueblo a pagarla y alargar las vacaciones, la eliminación de la inútil denuncia de pérdida de documentos, la minimización de la autenticación de documentos en Notarías o el ajuste al engorroso trámite de validación de títulos académicos de universidades reconocidas del mundo.
Bien por el Presidente al haber avanzado en esto y ahora la “bola está en la cancha del sector privado”. ¿O es que les parece que la Banca, la Medicina Prepagada o las compañías de telefonía celular brillan por la eficiencia?
Lección aprendida: Ahora el sector público le enseña de administración al sector privado. ¡A ponerse las pilas!