JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Febrero de 2012

Carnaval aéreo

La protesta de los controladores aéreos y su consecuente caos en todos los aeropuertos dejó al descubierto una experiencia más de improvisación en política laboral y transporte aéreo, en un panorama que hace contraste con los indicadores de crecimiento económico e inversión extranjera en el país.
Hace más de 20 años, expertos advirtieron que la tecnificación iba a crecer al entrar la informática en las comunicaciones, con depurada técnica digital, para aprovechar al máximo ventajas satelitales aplicadas al movimiento aeroportuario mediante instalación de radares dentro de un sistema operado por los “guardianes del aire”, como se les denomina en Europa.
Profesionales en esta especialidad explican que la Organización Internacional de Aviación Civil ha alertado en Colombia y América Latina sobre la importancia que significa preparar controladores aéreos; la exigente labor impone concentración y pleno estado físico y mental para desempeñarse con alto nivel de eficiencia; en sus manos está la vida de millones de personas que se movilizan por los aires del mundo.
Gobierno y sector privado reconocen que los esfuerzos se han quedado cortos en el fortalecimiento de esta especialidad; el crecimiento, que se afianzó después de 2002, elevó los índices en demanda laboral de controladores.
Se muestra con claridad que no se ha dado la importancia que merece. En la mayoría de países desarrollados, Aviación y Aeronavegación tienen características de Ministerio, como en Francia, Alemania, Inglaterra, E.U., Canadá, Japón, China y Rusia entre otros.
La Aeronáutica Civil ha sido dirigida por personas ajenas al tema; en lo técnico, recurren a asesores no siempre bien escuchados.
Otra cosa es el apoyo que recibe de la Fuerza Aérea, en materia de seguridad y control militar, área que no es materia de discusión. Se trata es del vacío que se observa en una función civil para desarrollar una actividad comercial y competitiva que forma parte neurálgica de la economía de la Nación.
La protesta de los controladores se repite cada 2 ó 3 años, en reclamo por largas jornadas, mejores salarios y escasez de personal.
Al margen del acuerdo para normalizar las operaciones aéreas, se requiere un vuelco basado en reconocimientos salariales a los profesionales de la actividad aeroportuaria, a la altura de su productividad; mantenimiento de última tecnología, capacitación profesional y extensión de moderna aeronavegación a ciudades intermedias y a apartados municipios, que están en el mismo país.
Colombia vive en carnaval aéreo hace muchos años. En departamentos del suroriente todavía se vuela en condiciones irregulares. Las regiones deben participar en igualdad de condiciones al buen momento económico.
No podemos iniciar los TLC volando a ojímetro en todo.