Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 12 de Marzo de 2015

LA OTRA CARA

Una vergüenza

Tan  grave es la muerte de 19 niños en Chocó, víctimas de la contaminación de aguas, como lo es la ausencia del Estado para enfrentar con firmeza y decisión la crisis humanitaria que ha padecido ese departamento a lo largo de su historia. La revelación hecha por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Defensor Nacional del Pueblo, tiende a pasar inadvertida. Pone de presente que el país vive de espaldas, con oídos tapados y ojos cerrados, a la realidad del lugar con la más alta pobreza extrema. Los directores de los dos organismos de asistencia social dijeron al mismo tiempo, que pueden ratificar que tras sus diferentes visitas a Chocó, concluyen que “No hay autoridad del Estado en la zona, para combinar acciones y desarrollar programas humanitarios requeridos con urgencia”. Argumentan que las operaciones para atender a víctimas de casos como el de contaminación de menores que fallecieron por diarrea, requieren autorización y orden estatal en salud, para movilizar población, desalojar sitios y ocupar otros, al hacer la asistencia. Y desde luego, tampoco están los recursos y la dotación necesaria. No hay suficiente respuesta de funcionarios municipales y departamentales de Chocó por carencia absoluta de presupuesto y elementos. La tarea humanitaria es prestada por voluntarios de organizaciones civiles no gubernamentales, entre ellas la promovida por -Pastoral Social- de la Iglesia Católica.

La experiencia de Naciones Unidas, en distintos países del mundo, enseña que atender población dentro del marco de pobreza extrema, -según estatutos de ONU- debe cumplirse de acuerdo con autoridades estatales del país donde se trabaja.

En Chocó se necesita delegado permanente del Ministerio de Salud, con equipo de profesionales para coordinar, decidir y autorizar acciones que se requieran para responder a la población, sin dejar de lado unidades médicas y de ingeniería ambiental para el funcionamiento de los hospitales de campaña.

No puede culparse a autoridades chocoanas, que al margen de escándalos de corrupción de otras épocas, nunca han tenido recursos y elementos suficientes dotados por el Estado. Siempre quedan volando, llamados de la ciudadanía, en favor de la costa occidental, donde están los índices más altos de pobreza extrema.

Es una vergüenza hacer Alianza de Países del Pacífico, teniendo un límite marítimo de tugurios. A Chocó, Buenaventura y Tumaco, se les ha prometido, nunca se les ha cumplido.

Con deseo de paz y posconflicto creativo y próspero hay que rescatar esas regiones, sin más disculpas.

juanalcas@yahoo.com