Inicia un nuevo gobierno el presidente Gustavo Petro. Han trascurrido pocos días, y las opiniones a favor o en contra desbordan los medios de comunicación.
Algunos apátridas como el “Burlador de Sevilla” de Tirso de Molina, se muestran a favor de la corrupción “todos los gobiernos roban” otros, con aire de profetas pregonan “el gobierno anterior ya lo hizo”. Con afirmaciones torpes de estos ciegos, nunca tendremos una patria nueva.
Consecuentemente el apoyo a personajes no muy queridos como Piedad Córdoba, Armando Benedetti, Roy Barreras, entre otros, que ya figuran en las páginas oscuras de la historia, constituyen un mal presagio para nuestro futuro.
En el gobierno Duque el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, con su proyecto de reforma tributaria producía pánico, paradójicamente hoy el actual ministro de esa cartera, José Antonio Ocampo se ha convertido en el “Chapulín Colorado”, actuando como bombero, teniendo que apagar incendios propagados por declaraciones incoherentes de funcionarios petristas y hasta por trinos del mismo presidente.
Recientemente el presidente Petro en su twitter se manifestaba en contra de las decisiones de la Junta Directiva del Banco de la República, afirmando que ante el incremento de las tasas de interés “se podía evitar con un impuesto transitorio de remesas a capitales golondrinas”, lo que produjo una trepada del dólar a 4.700 pesos.
Continuando con su labor de bombero el ministro Ocampo tuvo que rectificar al presidente advirtiéndole “no es posible comprar tierras con Títulos de Deuda Pública (TES)”.
Brilla también la figura de la primera dama Verónica Alcocer, reconocida por provenir de una familia adinerada que, al ser designada embajadora de una misión especial, representaría al país en las exequias de la reina Isabel II y las del ex primer ministro japonés Shinzo Abe.
Así con viáticos de 63 millones, sintiéndose como la pobre viejecita, emprendió con un corazón ungido de dolor su peregrinación hacia esos lares.
Comprendemos que asistir a funerales es una tradición cultural de muchos pueblos. Para sus habitantes es buen negocio, pagan muy bien por ir a llorar en los velorios de desconocidos. Se contratan actores o plañideras para que acompañen a la familia cuando alguien muere.
El gobierno del cambio actúa con desfachatez porque cuentan con la misma disculpa que les da la obra “la culpa fue de la vaca”, afirman que en el anterior gobierno también se firmaron 14 decretos similares en los que se designaban tareas especiales a la entonces primera dama María Juliana Ruíz.
Tratan de convencer a la opinión pública de su pureza con cortinas de humo, para ocultar su corrupción.
Sobresale también la figura de Roy Barreras, que con su agilidad de camaleón ha cumplido fielmente la misión, logró que se aprobara en el Congreso el transfuguismo (voltearepismo), estableciendo también que los parlamentarios puedan ser nombrados ministros, dándose vía libre a la mermelada.
Como “la culpa fue de la vaca” no existirá ningún remordimiento, pues todo se ha cumplido bajo los parámetros de la ética y la moral.