La diplomacia extraña | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Mayo de 2023

Incomprensible la posición de Colombia en el área de Relaciones Exteriores. El distanciamiento con países amigos, la insistencia en defender al expresidente peruano que fracasó en su intento de golpe de Estado, aconsejar a gobiernos que negocien con narcotraficantes, manifestar que la ayuda de los Estados Unidos no pasa de ser una limosna, erróneo pedir a la Organización de Naciones Unidas que investigue una fantasiosa trampa contra el señor ‘Santrich’, sindicado con irrefutables pruebas por la comisión de graves delitos.

Reconozco la capacidad de algunos de los embajadores designados, no estoy al tanto de las instrucciones que reciben, emplean raro vocabulario, el del Canciller, ratificado en su cargo, sobrepasa cualquier límite de discreción y prudencia.

El presidente de la República en reunión de la Organización de Estados Americanos expresó que la ¨carta democrática¨ de la institución debe rehacerse, -tal vez quiso referirse a la Convención de Derechos Humanos- argumenta que perjudica a sus miembros. Es factible la enmienda, pero teniendo claro que la OEA funciona conforme lo indican los gobiernos, -incluyendo norteamericano y canadiense- en el continente las discrepancias acerca de sus objetivos, especialmente en cuanto a integración, solo podrán conciliarse si se logra el consenso.  La presencia era necesaria en el principal foro de dialogo regional.

En breve la Corte Internacional de Justicia dictará sentencias sobre las dos últimas demandas de Nicaragua, una respecto de si se ha cumplido el inaplicable fallo del 2012 y la otra, la de pretensión de obtener la extensión de plataforma continental a más de 200 millas. Hubo cambio de los agentes en La Haya, prevalece el silencio en cuanto a la posición que se asumirá si la Corte decide, excediendo facultades, otorgar lo solicitado.  Espero que eso no ocurra. Sin embargo, ¿Cuál es la posición de Colombia? ¿Cómo se garantizará la unidad nacional?

La convención de Viena establece el marco de las relaciones amistosas entre los países, prescindiendo de las diferencias de régimen constitucional, manteniendo respeto por las ideologías, base de la igualdad jurídica y de la reciprocidad. La diplomacia es clave en momentos de tensión, carece de lógica entorpecer las relaciones bilaterales y multilaterales.  

La entrevista del presidente Petro con su homólogo Joe Biden fue cordial, quien, con cautela, escuchó manifestaciones sobre cambio climático, migración, narcotráfico, referentes al trueque de deuda externa por acciones verdes, a la paz total, a la disminución de sanciones a Venezuela. La agenda se cumplió, el mandatario estadounidense confirmó que su país destinará quinientos millones de dólares para la protección de la amazonia a través del fondo promovido por Brasil, el encuentro opaco.

Convocar en Bogotá a parte de la oposición venezolana, -sin Juan Guaidó- y recoger solicitudes para Maduro, singular figura que se incorpora a la política internacional en relación con las próximas elecciones en la hermana Nación.

Estamos tratando de explorar el fondo de la diplomacia extraña, la crisis interna horada la gobernabilidad, dificulta precisar metas en beneficio del hemisferio necesitado más de puentes que de muros.