La nueva juventud libre (II) | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Febrero de 2021

 Las escuelas deportivas rurales en todos los rincones, olvidados de Colombia, son una respuesta a la crisis de nuestra niñez y juventud rural: su inteligencia, su creatividad ante las dificultades son asombrosas, aunque algunos ni siquiera terminaron la primaria escolar. Por esto, es de justicia prepararlos para una vida digna, sin sacarlos de su medio. Estos niños, niñas y adolescentes están aprendiendo a vivir en las calles, en bares, en prostíbulos…para no hablar de las pandillas y la droga. Mezclando las edades, confundiendo el sexo con amor -con quien sea, donde sea, a cualquier edad-. Mientras que los papás y las mamás no ven como corregir a sus hijos, perdieron autoridad: hace tiempo, ven la religión como pérdida de tiempo.

Peor aún, poco aprenden del sentido de la vida en las escuelas y colegios. No son educados para ser ciudadanos cultos, solidarios, prudentes, soñadores, creativos: ciudadanos de bien. Claro que los maestros hacen lo posible por educarlos como es debido, pero los responsables de la Educación Nacional no saben lo que es educar integralmente para nuestra querida Patria (esto incluye a las universidades). Basta con ver la cultura de los países desarrollados y nuestro atraso cultural. Ahora, con más de cincuenta años en la educación, con premios y menciones, en Colombia y en el exterior, me autorizan hablar así.

Esta es la razón de ser de La nueva juventud libre, expuesta la semana pasada en este medio: capacitar a padres y madres de familia, de los municipios más olvidados del país, para ser entrenadores de sus hijas e hijos (ad honorem), de todos los deportes posibles, y formen equipos competitivos, con la cooperación y el apoyo de los respectivos alcaldes, comandantes de la policía, el rector, y líderes naturales (en sus tiempos libre). Reuniendo a los vecinos para que al lado de cada escuela y colegio se hagan parques deportivos, según las los reglamentos respectivos, de manera que la juventud y la niñez se preparen para competir con las demás veredas, municipios y departamentos.

Esta idea se basa en que “El juego tiene, sobre todos los niños, un sentido distinto: es un entrenamiento para la vida. A mi juicio, la fascinación del fútbol consiste, esencialmente, en que sabe unir de forma convincente estos dos sentidos: ayuda a la persona a auto disciplinarse y le enseña a colaborar con los demás dentro de un equipo, mostrándole cómo puede enfrentarse con los otros de una forma noble. (…) Al contemplarlo, las personas se identifican con ese juego, haciendo suyo ese espíritu de colaboración y de confrontación leal con los demás. (…) Al pensar detenidamente en esto, se plantea la posibilidad de aprender a vivir con el espíritu del juego, porque la libertad del hombre se alimenta también de reglas y de autodisciplina. (J. Ratzinger)”       

Se trata unir a los vecinos veredales, enamorándolos de esta aventura, de manera que colaboren de alguna manera. Y una fundación -La nueva juventud libre- que elabore cartillas didácticas para los padres y madres entrenadores, para los árbitros los reglamentos, para los asistentes. Esta fundación (nacional) financiaría, además, viajes y el material deportivo…