Aparecerá en formato digital desde Colombia. En un contexto social en que ayer la excelente revista Semana, fue cooptada por un grupo económico, así como ocurrió con el periódico El Tiempo. Lo cual crea una tierra muy fértil para divulgar lo que esas publicaciones, ya, minuciosamente omiten.
La organización de Cambio cuenta con el apoyo de personas que han notado esa carencia. Y desean que la libertad de opinión no esté supeditada a las necesidades de los grupos financieros. En su núcleo están comentaristas como Patricia Lara, Daniel Coronel, y el joven abogado Gómez Lara.
Surge en un país que se mueve en inmóviles zigzags esquivando la catástrofe. País que lleva la mayor parte del siglo XXI bajo la férula derechista del caudillo Álvaro Uribe, responsable político de la muerte de más de seis mil jóvenes a quien se les reclutaba y luego el ejército asesinaba, logrando premios por su “eficacia” ante el terrorismo. Es decir, las fuerzas armadas se cebaban en la población. Algo que no ha ocurrido en la historia de ninguna nación de este hemisferio en esa magnitud. A las madres de los reclutas asesinados con premeditación y a mansalva, el entonces presidente Uribe les dijo que a lo mejor sus hijos eran terroristas, “no estarían propiamente recogiendo café”, les espetó. Esa infamia, la más grave de nuestra vida republicana, sigue gravitando sobre el dolor nacional. Y seguirá siendo un punto de inflexión para el resto de este siglo.
Pero no se necesita ser un adivino para saber que será el motivo de libros, novelas y películas en las próximas décadas. Y que alimentarán la memoria colectiva que sepultará a los grupos de intereses que aun procuran maquillar lo que pasó. Y sigue pasando en la actual presidencia. Cuya corrupción se ha salido de “las justas proporciones” tradicionales. La inseguridad no es solo la de la calle, emana de palacio. Y drena el erario público. La extrema derecha que se describe a sí misma con el eufemismo topográfico de “Centro Democrático” recibió ese mote de uno de sus ideólogos que fue asesor de Uribe y de Pablo Escobar, su primo hermano.
Entonces un Cambio puede obedecer a una necesidad de sobrevivencia, sino política, al menos moral.
En el continente varias naciones se han salido o buscan salir de la sombra protectora de Estados Unidos, algunas de ellas con una experiencia traumática como la de Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuyos modelos económicos son un obituario, un estímulo a la pobreza general. Perú y Bolivia, aunque atrapados en el comunitarismo con resentimiento no han incurrido en esos extremos. Y Boric en Chile ha dado la garantía de mantener los compromisos internacionales adquiridos, el respeto por los derechos humanos y la libertad de empresa sin intentar cambiar la macroeconomía, ni manipular la moneda para fines partidistas. Esto no lo ha hecho la oposición en Colombia. Lo que explica el temor por ella, que se refleja en las encuestas. Veremos qué pasa con Cambio.